DIARIO UNO
Una mujer de 33 años falleció luego de someterse a la corrección de una de sus prótesis mamarias en una clínica de cirugía estética de la ciudad de Córdoba. Sol Arbach era de Alta Gracia, pero vivía en la capital de esa provincia con su pareja. Era madre de un nene de dos años.
El entorno cercano de la joven señaló que la operación se programó porque uno de sus implantes mamarios se había encapsulado. La cirugía se realizó en la misma clínica de especialidad estética del barrio Cerro de las Rosas en la que Sol había sido operada por primera vez.
Según publica el portal de noticias Clarin, la cirugía se habría complicado por un neumotórax e hipoxia. Este cuadro, que implica que bajó el nivel de oxígeno en sangre, no pudo estabilizarse y la situación derivó en muerte cerebral.
En ese estado crítico, Arbach fue derivada al Sanatorio Allende, donde falleció el viernes por la tarde. Así lo confirmaron a Clarín las autoridades de ese centro de salud. También la familia adelantó que evalúa presentarse ante la Justicia para que se investigue si se trató de un caso de mala praxis.
“Estábamos enfocadas en que ocurriera un milagro. Todo fue muy repentino”, destacó una amiga a La Voz. En medio del dolor, Franco Castaño, su pareja, le escribió una emotiva despedida a Sol en Facebook.
“Me haré mil preguntas y seguramente muchas no tendrán respuesta. Se me romperá el alma un millón de veces, al encontrar en casa tus recuerdos, al escuchar a nuestro hijo llamarte, al acostarme en la cama y abrazar tu ausencia, al esperarte sabiendo que no vas a llegar, al saber que el tiempo perdido no volverá. Sólo buscaré recordar momentos felices, risas, abrazos, besos, caricias y algo más, recordar tu pelo, tu olor, el sonido de tu voz, el brillo de tus ojos, buscaré recordar que cada cosa que hicimos la hicimos con amor, que siempre tiramos juntos hacia el mismo lado y enfrentamos cualquier tormenta, ahora me toca hacerlo sin vos , aunque sé que me darás tu fuerza, esa fuerza de leona, de esa peleadora compulsiva que llevabas dentro, ésa que nunca se quedaba con el no.
El tiempo me enseñará a levantarme de nuevo, a caminar solo con nuestro hijo, a contarle quién era su mamá, a darle mi amor y el tuyo, a llenar las horas vacías de la noche durante la cena. Te fuiste de acá y el vacío será inmenso, pero mi corazón siempre estará grande al saber que tuve la suerte de tenerte, y que el paso del tiempo no podrá borrar tu huella en mí. Adiós mi amor, volá alto y espérame, que aún tengo misiones acá. Te amo por siempre”.