INFOBAE
Con los discursos dentro y fuera del Espacio C no terminó la noche del Frente de Todos en el barrio de la Chacarita. En el tercer piso Alberto Fernández y Sergio Massa, con Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Eduardo ‘Wado’ de Pedro, junto a otros dirigentes y algunos amigos, celebraron el triunfo y empezaron a hablar sobre cómo seguirá la campaña, una campaña que ya no creen que deba delinearse en base a visitas y recorridas como fue durante el último mes y medio. Así se oyó en el búnker ganador tras el contundente triunfo en la PASO y mientras la diferencia se plantaba en quince puntos. Lo que se empezó a conversar en la noche del domingo, ya sobre la base de certezas, fue sobre cómo convocar a una concertación a la que invitarán a los distintos sectores sociales, económicos, sindicales y políticos. E incluso a las fuerzas con menos votos: Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey y Graciela Camaño, están entre las personas con las que quieren charlar. Y aunque su mensaje no será para ‘el círculo rojo’ cercano al Gobierno, sí creen que tendrán que adelantar algunas decisiones y gestos sobre cómo sería un eventual gobierno de Alberto Fernández.
Hubo varias señales sobre el escenario en ese sentido. Cada uno de los que habló, Matías Lammens, Máximo Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof y finalmente Fernández, lo hicieron como si hubieran ganado la elección general y como si este agosto fuera ya el mes de octubre. Intentaron no mostrarse triunfalistas porque saben que restan 75 días para la elección general durante los cuales tendrán que contener los votos obtenidos y acentuar la diferencia. Todavía no ganaron la elección pero hay coincidencia en que la Primaria fue una inyección de energía y entusiasmo para que Kicillof pueda aspirara a la gobernación y los Fernández intenten ser presidente y vice. “Una ola de esperanza”, describió Sergio Massa lo que ocurrió. Hubo también una disimulada sensación de revancha entre algunos, a pesar de que en su discurso el ahora candidato a presidente anunció que “se terminó el concepto de venganza y de grieta”.
La puesta en escena se pensó para reforzar la búsqueda de votos en los sectores que no comulgan con el kirchnerismo. Aunque repitiendo el resultado de ayer el Frente de Todos evitaría el balotaje, plantearon que no pueden dejar de trabajar. Y que deben ser amplios. Por eso, antes del discurso de Kicillof, corrieron de mano en mano banderas celestes y blancas que se agitaron después de que sonara “Salir el sol” de Fito Páez.
En esa línea se pidió “abrazar” a los que no los votaron, no preguntarles qué votaron sino sumarlos, y se reivindicó el acuerdo entre distintos sectores “del campo popular”, en palabras de Kicillof. También lo dijo Máximo Kirchner, el triunfo es “fruto del reencuentro entre muchos y muchas de nosotros”.
Máximo Kichner y el rol de Sergio Massa
La puesta en escena se planeó en la última semana, en paralelo al acto de cierre del miércoles en Rosario y en los dos días sucesivos. Se acordó quiénes serían los voceros entre las 18 y las 21 (de a pares, hombre y mujer, y de distintas procedencias). Y cómo se darían los anuncios en el escenario interno. El primero en hablar fue Matías Lammens, que a pesar de haber perdido en Capital superó sus expectativas y quedó listo para arrancar una campaña con más esperanzas de las que tuvo hasta ayer. Máximo Kirchner, operador electoral y artífice de gran parte de las negociaciones y de las listas, ofició de anfitrión ante la ausencia de su madre que acentuó su paso al costado al viajar para votar y quedarse hasta el lunes en Río Gallegos. Máximo, por el contrario, no viajó ni votó.
En el centro de la escena y presentado con “orgullo” por el hijo de los Kirchner, quedó el primer candidato a diputado nacional, Sergio Massa. Fue uno de los más exultantes y no ahorró abrazos con ninguno de los kirchneristas. Dicen además que cobrará mayor protagonismo tras su aporte en la campaña de la mano del consultor catalán Antoni Gutiérrez- Rubí, que contribuyó en la estrategia y mensajes del massismo para explicar el acuerdo con el kirchnerismo. Evidentemente fue efectivo.
Sobre el escenario estuvieron también referentes de Derechos Humanos, la mujer de Fernández, Fabiola Yáñez, y su hijo Estanislado que durante el día le había dedicado un cariñoso posteo. También figuras y precandidatos como Andrés “Cuervo” Larroque, de La Cámpora, Mariano Recalde y Felipe Solá que sin ser candidato es un referente imporante en el albertismo. Verónica Magario, candidata a vicegobernadora, fue la figura femenina central.
Ese amplio abanico busca mostrar la diversidad de fuerzas que conformaron la unidad. En ese sentido hubo y habrá un mensaje “moderado” y “generoso” con los votantes que optaron por Mauricio Macri o María Eugenia Vidal. En eso aportará, con consejo catalán, el massismo. Algunos de los pilares serán: el equilibrio del trípode que conforman Alberto Fernández, Cristina Fernández y Massa; la segmentación de la campaña, y un discurso para retener votantes que deberán consolidar.
Un mensaje que apuesta a los anti K
Todos buscaron mostrar que entre ellos no hay grieta sino que son un equipo. Y que no habrá enfrentamiento con sectores contrarios. “No es un River-Boca donde alguien gana y otro desciende”, sorprendió Máximo Kirchner, hijo de la ex presidenta que siempre sostuvo un discurso de amigos y enemigos. Massa lo llamó “Maxi”, lo abrazó y recordó que “faltan algunos, les queremos pedir que vengan, que los queremos tomar de la mano”. “Dudaban de que tuviéramos la capacidad de trabajar juntos”, continuó antes de presentar a Axel Kicillof. “Hoy los bonaerenses te dieron una enorme muestra de confianza”, le dijo. Y le pasó la posta para que también el ex ministro de Economía apuntara a los conceptos que incluyen y no alejan a los distintos.
La amplia ventaja de Kicillof
El candidato a gobernador agradeció a Cristina Kirchner, Alberto Fernández, a la “incansable” Verónica Magario y a los “compañeros” intendentes del peronismo, esos cuyo lugar ocupó cuando quedó como el elegido. Otra vez se escuchó las palabras “multiplicar”, “sumar” y no dar paso a la agresión. Casi sin corte de boleta, sus 44 meses de recorrida y los 90.000 kilómetros que anduvo en todo ese tiempo, le dieron una amplia ventaja. El rol de los intendentes fue clave: en Berazategui los Mussi pasaron los 66 puntos sin votos en blanco y no perdieron en una sola mesa, en San Martín donde el oficialismo concentró parte de su campaña el peronismo ganó por veinte puntos y en Ituzaingóel Frente de Todos superó en 25 puntos a Juntos por el Cambio. En Moreno perdió la PASO el intendente Walter Festa pero de todos modos celebró el Movimiento Evita que impuso a Mariel Fernández. Se repiten en el resto de la Provincia números parecidos.
El discurso de Alberto Fernández fue concreto. Entre la felicidad y el agradecimiento enumeró los ejes de lo que fue y lo que será su campaña en tono ganador. La educación pública fue lo primero que mencionó, las universidades públicas lo que siguió y la negativa a una reforma laboral, lo tercero. Como aconsejaron Massa y Rubí, los derechos de los jubilados fueron el cuarto tema y finalmente, con el gobernador tucumano Juan Manzur a su lado, el federalismo fue la quinta cuestión. Se entiende: el Frente de Todos recibió el apoyo de los bonaerenses pero también fue contundente el resultado en el NOA, el NEA, la Patagonia, parte del centro (Santa Fe y Entre Ríos por ejemplo) y hasta Mendoza. Había esperanzas antes del día de ayer pero también hubo muchos que se sorprendieron. “Argentina va a tener 24 gobernadores que gobiernen con un presidente”, reivindicó Fernández que, de paso y como sus predecesores, ‘chicaneó’ al presidente Mauricio Macri: “No se duerman, durmieron mucho tiempo y nos generaron un problema enorme”.
Los más amigos de Fernández lo acompañaron durante todo el día, incluso en el búnker. Entre ellos Alberto Iribarne, Julio Vitovello, Eduardo Valdés y Claudio Ferreño. Felipe Solá y Gabriel Fucks, Ginés González García, Víctor Santa María, Aníbal Ibarra, Carlos Tomada, Jorge Taiana, Juan Cabandié, Ricardo Forster, Mercedes Marcó del Pont, Paula Españo, Héctor Daer de la CGT y hasta artistas como Patricio Contreras, Ana María Picchio y Julieta Díaz. No fue casual además que el gobernador Manzur volara para acompañarlo: fue uno de los mandatarios que más lo apoyó y desde el principio. Como él, desde Neuquén voló el ex secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, que ganó la PASO como candidato a senador en Neuquén.
Entre bambalinas hubo otro regreso: el de Diego Bossio, diputado nacional que acompañó a Sergio Massa y que compartió el VIP como muchos referentes de los que se alejó en su momento.
Triunfo del Frente de Todos en 30 nuevos municipios
Faltaron en cambio muchos intendentes que se quedaron trabajando en el recuento de votos y el control con sus fiscales. Era más de la una de la mañana cuando Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría y presidente del PJ bonaerense, llegó a Corrientes casi esquina Dorrego. En su celular llevaba una planilla de excell con los datos de los 135 municipios que le dieron el triunfo a Kicillof. Se lo vio exultante con los números: a sus 60 municipios el Frente de Todos sumó 30 triunfos entre los que contó Morón (en el barrio de María Eugenia Vidal también ganaron), donde gobierna Ramiro Tagliaferro; Luján, Pilar, Tres de Febrero, Baradero, San Pedro, Lanús, Quilmes, San Vicente, Bragado, Chivilcoy, 9 de Julio y Junín. Hubo territorios históricamente peronistas que se habían perdido y a los que se recuperaría en caso de repetirse la elección, es el caso de Pilar, por ejemplo. O distritos como Bahía Blanca donde perdieron por un punto o Mar del Plata donde Fernanda Raverta fue la más votada aunque Juntos por el Cambio tuvo dos precandidatos que sumados la superan.
“Volvimos al resultado del 2011”, graficó Gray. El resultado retroactivo fue posible por las figuras que lideraron la campaña y por la unidad que lograron entre ellos. La estrategia los llevó a ganar esta vez en ciudades vinculadas a un gran adversario K, el campo.