Mariel Lima, la esposa, dice que Jorge falleció en el Hospital Argerich luego de dormir en una silla durante 72 horas mientras el virus invadía su cuerpo. “Estaba grave y no había lugar. Por más que llore o reclame a mi marido no me lo van a devolver”, señala. Finalmente fue intubado, pero falleció una semana después
No me puedo tirar en la cama a llorar por la muerte de mi marido, porque tengo seis hijos, entre ellos mellizos de cuatro meses”, dice, sin consuelo Mariel Claudia Lima (46). El 21 de abril pasado su esposo, Jorge Agüero (60), vendedor ambulante de churros, ingresó por la guardia del Hospital Cosme Argerich con síntomas avanzados de COVID-19. “Tenía mucho dolor en el pecho, dificultad para respirar y no saturaba bien. Lo lleve un poco obligado porque estaba asustado”, relata Claudia.
No había camas disponibles en terapia intensiva por la suba de casos en CABA. Es por eso que lo ubicaron en una silla de un box con una máscara de oxigeno. “Le hicieron el hisopado, a las dos horas volvieron con el resultado positivo, y con eso hicieron una placa de tórax. El cuadro era grave: neumonía bilateral”.
Pasaban las horas y Jorge seguía sentado, dolorido, y sufriendo por no poder respirar. “Me pidió que le traiga un abrigo de casa y una almohada para tratar de descansar”. Mientras tanto, Claudia reclamaba una cama.
Jorge en un box de la guardia del Hospital Argerich, estuvo durmiendo tres días sentadoSegún el reporte del gobierno de la ciudad, en esa fecha se registraba una ocupación del 83,2% de camas de la UTI. El informe brindado por el Ministerio de Salud porteño agregaba que, en los casos moderados, la ocupación era de 46,2% (693 sobre 1.500 disponibles) y en los leves, de 10,6% (531 sobre 5.000).
“Al ver el desborde de los hospitales en Capital Federal nos daba terror ir a la guardia, hasta que en un momento tuvimos que llevar a Jorge porque le faltaba el aire y se sentía muy mal realmente”, recuerda. Allí lo atendieron rápido
Finalmente, después de 72 horas de espera, Jorge pudo ser trasladado de urgencia al sector de terapia intensiva del hospital. “Ingresó a la UTI, de inmediato lo sedaron e intubaron para conectarlo al respirador. Su estado era crítico. A la semana falleció por una falla cardiorrespiratoria”, dice.
Jorge salía a vender churros por CABA. Esta foto es previa a la pandemia por eso no lleva barbijoJorge ya fue cremado, y su familia aún espera sus cenizas para poder despedirlo. “Hablamos por última vez por mensaje de audio donde lo escuchaba mal. No llegué a verlo, ni a despedirme”.
La segunda ola del coronavirus golpeó a toda la familia, pero Claudia -lejos de estar enojada-, agradece la atención del personal médico. “Ellos hicieron todo lo que estuvo a su alcance, están desbordados, el problema es el sistema. No sé si el escenario sería otro si hubiera sido atendido el primer día… no lo sé”.
Y sigue: “No sé quién tuvo la culpa, pero (Jorge) no tuvo la atención que requería en ese momento. No tenía la cama de terapia que necesitaba ni el respirador que necesitaba”, se lamentó su esposa. “Soy consciente que no soy la única familia que está pasando por esto. En el hospital había otros pacientes sufriendo como él”.
Jorge salía todos los días a trabajar en su bicicleta, vendiendo churros rellenos de dulce de leche que él mismo preparaba. “No le quedó otra que salir a trabajar para solventar la casa. Era cuidadoso con el barbijo y el alcohol en gel”. Ninguno de los seis integrantes se contagió. Aún desconocen cómo se coló el virus. “Una de mis hijas, la de 16 años es diabética, por suerte no se enfermó”.
Parte de la familia Aguero“Por más que grite, llore o reclame nadie me lo va a devolver. Mis hijos hoy no tienen padre, y yo no tengo trabajo. Tengo que seguir y salir como sea, por ellos”, agrega.
Claudia vive con sus seis hijos en la habitación de un conventillo que alquila en la Boca. Desde antes de la pandemia está desempleada y ahora subsiste de donaciones. “Se acercaron del gobierno de la Ciudad para ofrecer contención. Pero necesito trabajar”.
Saca fuerzas de adentro y hace su pedido: “Lo único que quiero es trabajar para sacar adelante mis hijos, puedo limpiar, cocinar… hacer churros. Ahora voy a vender desde casa porque tengo la bicicleta rota. Lo que sí necesito urgente es leche y pañales para los mellizos.
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