Aunque el superávit comercial se mantuvo muy alto en julio, la caída en los precios de los productos agropecuarios y en particular de la soja comenzó a pasar factura. Según cálculos del sector privado, el impacto del derrumbe del 25% de su valor, perforando los USD 350 la tonelada, ya habría costado nada menos que USD 1.750 millones en los primeros siete meses del año.
El cálculo surge de un informe de Grupo SBS, en el que se analiza la evolución de la balanza comercial, que este año podría llegar a un superávit histórico. Esto se da por la combinación de dos factores: exportaciones en alza tras la sequía del año pasado y la impactante mejora de ventas al exterior del sector energético, mientras que del otro lado las importaciones sufrieron un importante derrumbe, que recién ahora estaría encontrando un piso.
El trabajo del economista Juan Manuel Franco indica que “la caída de la soja en lo que va de 2024 supera el 25%. Si no hubiera sucedido estaríamos viendo un superávit comercial de USD 1.756 millones superior que el registrado hasta julio”.
En julio el saldo comercial fue favorable en USD 1.575 millones, que compara con un déficit de USD 700 millones del mismo mes del año pasado, a pesar de la caída del precio de la soja. El acumulado del año ya es de USD 12.262 millones.
Ese resultado favorable fue clave para que el Central pudiera comprar más de USD 17.000 millones en la primera parte del año. Para eso resultó clave no solo el salto exportador tras la sequía del año pasado, sino además la fuerte retracción de las importaciones. En este caso, la recesión jugó un importante papel, como también el esquema de pago escalonado de 120 días que fijó el Gobierno a principios de año.
Este salto exportador se produjo a pesar de la caída de la soja y el consiguiente menor ingreso de divisas en la primera parte del año. Pero otro dato muy relevante que ayudó a compensar esta caída de los precios agrícolas (que en promedio es de 9%) fue el gran salto en las exportaciones de energía.
El saldo de la balanza energética las exportaciones de combustibles y energía crecieron un 42%, gracias a un incremento de las cantidades exportadas (26,7%), como en los precios, que subieron 12,3%, según destacaron en la consultora ACM. El superávit de la balanza energética siguió avanzando y ya se ubica en USD 3.900 millones en los últimos doce meses. Esto significa que el sector empieza a tomar cada vez más relevancia en los números del comercio exterior.
Para adelante, las miradas están puestas en la inminente reducción del impuesto PAIS, que pasaría de 17,5% a 7,5% en el arranque de septiembre, según lo comprometido por el ministro de Economía, Luis Caputo.
“Para las importaciones, será clave el momento en que se reduzca efectivamente la alícuota del Impuesto PAIS y si eso viene o no acompañado de una devaluación compensadora del tipo de cambio mayorista A3500 (el gobierno dice que no)”, indicaron desde el Grupo SBS.
Como no se produciría este ajuste cambiario, eso significa que las importaciones de bienes se abaratarían en un 10%. El economista Fernando Marull estimó que eso podría generar un salto de USD 1.000 millones en las compras al exterior, pero al mismo tiempo también ayudaría a acelerar el proceso de rebaja de la inflación.
El mes pasado fue el primero que mostró una leve recuperación mensual de las importaciones tras ocho meses consecutivos de caída. La comparación interanual, sin embargo, sigue mostrando un derrumbe de 16,5% interanual. Hace 18 meses que se verifica una merma interanual.
“De todos modos, agregan desde Grupo SBS, la normalización de las cuentas externas sólo podrá darse removiendo controles de cambios e impuestos distorsivos hoy vigentes, como las retenciones. Se han visto en los últimos meses algunos avances en ese sentido para ciertos rubros”.