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Un mes después de las PASO Alberto Fernández lanzó su campaña en una de las provincias más peronistas y junto a Juan Manzur como organizador, uno de los gobernadores que más apoyo le dieron desde el arranque de su candidatura. Todo lo que hace, dice y muestra en el Jardín de la República son señales de lo que sería su posible gestión en caso de ganar el próximo 27 de octubre y del tono que tendrá el tiempo de campaña que recién comienza. Como antes del 11 de agosto, en el Día del Maestro defendió la educación pública, un diferencial que quiere marcar en oposición al macrismo.
Después de una recepción con trato preferencial de parte del gobernador, el candidato a presidente por el Frente de Todos habló en un acto en memoria de Domingo Faustino Sarmiento. “Perón dijo que la universidad era gratuita para que pudieran ir los hijos de los trabajadores. Fuimos más distintos porque los hijos de los que trabajaban no estaban condenados a seguir la suerte de sus padres, empezamos a ver la movilidad social ascendente”, reivindicó.
Luego apeló a una de las máximas figuras en Tucumán, Mercedes Sosa, como “una maestra en la música y en la vida” y criticó a “quienes piensan que la educación es un gasto y dicen que no pueden gastar más en maestros”. “Que no nos confundan más, que no nos mientan más: está en nuestras manos hacer de la educación pública una bandera que nunca bajemos, que los que trabajan sigan teniendo derechos y hacer la Argentina que todas y todos nos merecemos”, terminó casi con la voz en un grito.
Señales de un posible gobierno ‘albertista’.
El candidato del Frente de Todos se muestra como si hubiera triunfado en la elección general y planea las primeras medidas. En ese marco habló en el acto oficial por el Día del Maestro y así hablará esta noche, rompiendo el protocolo, cuando cierre la cena en celebración por los 50 años de la Unión Industrial de Tucumán. Antes que él hablarán el presidente de la entidad a nivel local, el presidente de la UIA a nivel nacional Miguel Acevedo y el gobernador Manzur. Gestos de todos los involucrados.
No es un dato menor que el primer viaje y el primer acto de Fernández post PASO y post gira por la península ibérica sea rodeado de gobernadores y candidatos del Norte argentino, donde se impone el peronismo más peronista y donde apuesta a ampliar la brecha. Un gesto hacia el federalismo que promueve y hacia las economías regionales que reafirma con promesas que tuvo que plasmar por escrito 33 días atrás en otro acto en la Universidad de Rosario con todos los gobernadores y futuros gobernadores del PJ.
Este miércoles en Tucumán están la gobernadora Lucía Corpacci (Catamarca) y el vicegobernador José Neder en representación de Gerardo Zamora, que tenía previsto un viaje invitado por Dorna, organizadora del Gran Premio de Moticiclismo de la República Argentina 2020 en Santiago del Estero. Desde San Juan viajó Sergio Uñac y desde Misiones, ya consolidado como un aliado, viajó Oscar Herrera Ahuad, actual vicegobernador y gobernador electo. También están la candidata a vicegobernadora bonaerense Verónica Magario; el diputado y candidato a intendente matancero Fernando Espinoza; el presidente del PJ bonaerense, Fernando Gray, y el salteño Sergio ‘Oso’ Leavy, candidato a gobernador; los jujeños Guillermo Snopek (senador) y el ex gobernador Eduardo Fellner. Y por la CGT, Héctor Daer, Carlos Acuña y Antonio Caló. Hubo aplausos para todos ellos en el teatro Mercedes Sosa antes de que fueran a almorzar al gremio FATSA prestado por el sector de Daer.
Señales de quiénes podrían estar en el gabinete K
La comitiva trasluce qué vendrá si Fernández gana el 27 de octubre. Además de los habitués, sus colaboradores más estrechos, lo acompañan los “nuevos viejos amigos” que muestran la amplitud del frente que encabeza: de Sergio Massa a Eduardo ‘Wado’ de Pedro.
Con Massa, futuro diputado nacional, Fernández conversa desde cuestiones económicas hasta el vínculo con el gobierno nacional. El tigrense ha oficiado también como intermediario entre el FdT y Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.
Al diputado De Pedro lo “adoptó” Fernández desde el primer día. Fue uno de los integrantes de la íntima comitiva que se subió al Buquebús en otro viaje simbólico, el primero, a Uruguay. El mercedino tiene varias virtudes que resalta el candidato sin ahorrar elogios: es el enlace entre el kirchnerismo duro y el resto del peronismo, sus gestiones se preservan bajo el más absoluto silencio y, fundamentalmente, es uno de los referentes que más amplitud tienen en su espectro de relaciones: conversa con impensados representantes del Círculo Rojo de la misma manera que lo hace con militantes de La Cámpora o que ejecuta los acuerdos de Máximo Kirchner. “Lo quiero conmigo”, pidió Fernández tras probar su eficiencia. Fue Wado De Pedro quien lo acompañó en la charla con Marcos Galperín, empresario favorito del macrismo. Y será seguramente una pieza fundamental en las futuras negociaciones en el Congreso cuando Fernández, si es electo presidente, necesite consensuar con el bloque del Frente de Todos y otras fuerzas medidas que podrían ser resistidas. No será fácil su eventual gestión y él mismo ha dicho que el 2020 será un año de recesión. Su presencia ya es tan frecuente en México 337 como en el búnker cristinista de Rodríguez Peña 80.
Pero… sobre el futuro posible gabinete Alberto Fernández da pistas y despista en un intento por preservar nombres. A Wado de Pedro se lo menciona como posible ministro de Justicia, pero su rol ante empresarios y su perfil político lo habilitan para otros espacios.
El único viaje en el que no estuvo Santiago Cafiero fue España y Portugal. La razón: se quedó en Buenos Aires armando la agenda de estos días. Rankea para jefe de Gabinete, como su alter ego, o secretario general. Sea cual fuere su lugar, será muy próximo a Fernández y con despacho en la Casa Rosada. Raro sería que eso no ocurriera.
A Massa los bonaerenses lo elegirán diputado nacional y si gana la elección sería número puesto como presidente de la Cámara baja. A la inversa, raro sería que Fernández lo sacara de ese lugar.
El apellido Manzur se replica en las conversaciones como candidato a la jefatura de Gabinete. El propio Fernández aseguró en charlas públicas y privadas que necesitará a los gobernadores conteniendo y liderando desde sus provincias. No les pedirá, dijo, que dejen su gobernación. De hecho, desde Tucumán el ex ministro de Salud de Cristina Fernández ha digitado reuniones y estrategias con bajo perfil. Ni siquiera habló en el último encuentro de gobernadores en el CFK tras el cual 14 provincias, la suya incluida, fueron a la Corte Suprema para frenar las medidas del gobierno nacional como baja del IVA y devolución de ganancias por las que perderían millonarios aportes en concepto de coparticipación. Fue, como en la extensa jornada de hoy, un promotor que no reclamó derechos de autor.
Señales para un futuro “pacto social”
Los 180 primeros días, lo dijo, lo dice y lo repetirá Fernández, serán esenciales. Por eso la pax que necesita garantizar y la principal señal en San Miguel de Tucumán va en ese sentido: amplitud de la izquierda hacia el centro; el peso de la liga de gobernadores en la que apoya sus espaldas y las figuras del máximo poder empresarial y sindical cerca. Su Día del Maestro es el ensayo del pacto al que apuesta para mejorar el poder adquisitivo, generar empleo y pelearle a la inflación, otra batalla para la que apenas pronostica un parcial triunfo con la baja a un dígito recién para el fin de una gestión de cuatro años.
La excusa que encontró Manzur para la cómoda escenografía que montó en beneficio del lucimiento de su candidato a presidente fue el aniversario de la UIA Tucumán. Lo recibió con todos los honores, lo rodeó de maestros, trabajadores y políticos, y a la noche lo hará con empresarios. “Vamos a volver y falta poco”, arengó al mediodía a los maestros el gobernador. “Acá la columna vertebral de nuestro espacio político, la gloriosa CGT que está cuidando el trabajo”, resaltó el tucumano mientras señalaba a “parte del equipo que vamos a estar a la par de Alberto ayudándolo para que pueda sacarnos de esta situación fea que estamos viviendo”.
Como en las presentaciones de Cristina Fernández con su libro, en el teatro Mercedes Sosa sólo hubo banderas celestes y blancas. Como suele hacer, caminó con el micrófono en la mano en lugar de hablar desde el atril, algo que suele hacer en su estilo más parecido al de Néstor Kirchner que al de su compañera de fórmula.
A diferencia de CFK, él está avanzando en el diálogo con sectores con los que se enfrentó la ex presidenta en el final de su gestión principalmente. Para garantizar un diálogo fluido y evitar sorpresas con los empresarios antes del mediodía de ayer martes, Fernández recibió en su oficina a Miguel Acevedo, presidente a nivel nacional de la entidad. A solas los dos hablaron sobre una reforma impositiva que reclaman todos los sectores, sobre impuestos que se superponen y sobre cómo reactivar la economía. Fernández quiere un pacto social que incluya un pacto de caballeros. Su obsesión es evitar una suba de precios en las góndolas de los supermercados y prevenir cualquier reclamo social. A cambio se muestra flexible respecto a acuerdos entre sindicatos y dueños de empresas, bajo el ejemplo del acuerdo de Vaca Muerta.
“Todos saben que conmigo no habrá reforma laboral”, promete a los sindicalistas amigos, mientras en paralelo ablanda sus palabras cuando promueve terminar con algunos privilegios y analizar sector por sector cómo reactivar la economía y bajar costos que no impliquen una reducción salarial.
Por eso la pata fundamental del viaje y de la reunión de esta tarde se completa con la presencia de la cúpula de la CGT. Nada de lo que habla con empresarios no lo habló antes Fernández con su amigo Héctor Daer, que viajó en su doble rol de secretario general de la entidad gremial y dirigente peronista. En el Salón Blanco de la Casa de Gobierno de Tucumán la cita entre Acevedo, Daer y Fernández arrancará, según lo previsto, a las 18:30. A las 20 habrá una conferencia de prensa y media hora después la fiesta de los industriales con el cierre del candidato a presidente.