A las 09.02, cuando la toma de rehenes llevaba más de tres horas, el secuestrador se bajó del ómnibus y la policía le disparó. En total se escucharon seis tiros. Minutos después, confirmaron su muerte.
Lo primero que había hecho el secuestrador al subir al vehículo fue ordenarle al conductor que lo cruce entre los dos carriles centrales, para obstruir el paso de los autos. El vehículo se encontraba sobre el puente Río-Niterói y fue rodeado por la Policía.
El paso permanecía cerrado. Los agentes estuvieron horas tratando de lograr la entrega del secuestrador, que antes de ser abatido liberó a cuatro mujeres y a dos hombres. Las autoridades confirmaron que originalmente eran 37 los rehenes, y quedaban 31 cuando se produjo el desenlace.
El Puente Presidente Costa e Silva, popularmente conocido como Puente Río-Niterói, cruza la bahía de Guanabara, en el estado de Río de Janeiro. Con una extensión de 13 kilómetros, es el más largo de América Latina.
No se conoce la motivación ni la identidad del secuestrador, que además de la gasolina estaba armado con un revólver, que luego se comprobaría que era de juguete. Los policías creen que se trató de un acto premeditado, aunque lo notaron desorientado en sus contactos con él.
Los rehenes tomaron fotos con sus teléfonos del interior del ómnibus. En las imágenes se puede ver que el criminal había colgado botellas de plástico con combustible a lo largo del vehículo.
“Tenemos a un hombre que se ha identificado como oficial de la policía militar. Está amenazando con tirar gasolina en el autobús, poniendo en peligro a los pasajeros. Estamos negociando con él para liberar a más rehenes, no sabemos cuál es su verdadero propósito”, decía antes del desenlace Sheila Sena, portavoz de la Policía Federal de Carreteras, citada por el portal G1.
“Mi esposo salió a trabajar a las 4:30. Cuando eran las 5:26 me envió un mensaje diciendo que el autobús estaba siendo secuestrado”, contó Eliziane Terra. Fue ella quien alertó a la Policía de lo que estaba sucediendo.
Eliziane dijo que a su marido ya le habían robado yendo al trabajo en la línea Galo Branco, pero que nunca le había ocurrido algo parecido a esto. “Siempre roban billeteras y teléfonos celulares, pero ese tipo de cosas nunca sucedieron”, contó al portal brasileño.
La primera rehén fue liberada a las 6.19 hora local (09.19 GMT). A las 6.31 se mostró el secuestrador por primera vez. Estaba vestido con una remera blanca y tenía el rostro cubierto. En ese momento arrojó un objeto incendiario a través de la ventana.
Siete minutos más tarde liberó a la segunda pasajera, e instantes después a la tercera. A las 6.53 arribaron al lugar los negociadores del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía de Río de Janeiro.
A las 7.04 a.m. liberó a otro de los rehenes, un hombre. Luego dejaría ir a la quinta rehén.
A esa altura, la policía ya lo tenía rodeado. Francotiradores se posicionaron sobre el techo de un camión de bomberos y tenían en la mira al secuestrador.
Pasadas las 8.00 se vivió un momento de extrema confusión. Un hombre vestido de blanco salió del ómnibus y la prensa local lo confundió con el secuestrador por el color de su ropa. Sin embargo, era el sexto rehén en ser liberado.
A más de tres horas de comenzada la toma de rehenes, continuaban las negociaciones para conseguir la entrega del criminal. Aparentemente, no estaba haciendo ninguna demanda concreta a sus interlocutores.
“Estoy muy nerviosa, pidiendo que termine. Ya tengo información de que el tipo quiere incendiar el autobús. Le pido a Dios que termine”, suplicó Eliziane Terra.
A las 9.02 se escucharon disparos en el puente Río-Niterói e inmediatamente después los policías comenzaron a celebrar. Minutos más tarde se confirmó que el criminal había sido abatido y que las 31 personas que mantenía como rehenes estaban fuera de peligro.