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Congoja y estupor en Esperanza que acompaña a una familia en su duelo

En una comunidad chica como Esperanza todo es cerca. El boliche donde fue a bailar Agustina Imvinkelried y en el que estaba también el sospechoso de haberla matado queda a unos diez cuadras de la casa de la amiga a la que Agustina iba a dormir esa noche. La misma casa de Agustina es cercana al descampado donde la encontraron, en América y España. El lugar está a 400 metros del boliche «Teos», donde la adolescente pasó su última noche. Es más, muchos de los amigos que la buscaron durante horas pasaron varias veces por ese montecito sin saber que el cuerpo estaba allí enterrado.

La ciudad está bajo un clima de desconsuelo e indignación. La familia de Agustina es muy conocida, su padre es un empresario maderero y es además el presidente del «Club Atlético Unión» que el año pasado cumplió su centenario. La familia la conforman el matrimonio y cuatro hermanos: Agustina, dos mujeres y un varón. Agustina era la menor. Ante la conmoción anoche se hicieron distintas marchas bajo el lema «Ni una Menos». Una en Esperanza, otra en Santa Fe capital y también en Rosario.

Agustina pasaba de cuarto a quinto año de la escuela secundaria y acostumbraba ir a bailar en grupo al boliche «Teos», sobre la ruta 6. La noche del sábado también estaba allí el principal sospechosos del asesinato: Pablo Trionfini, de 39 años, un empleado municipal que es hermano del secretario de Producción del municipio. Este hombre se quitó la vida en el momento que la policía fue a allanar su casa. Según los amigos de la adolescente Trionfini se arrimó a ella durante la noche y, según contaron, «se le acercó y la cargoseó».

Cuando Agustina no llegó a la casa de la familia Koch a dormir, ni apareció por ningún lado, los amigos que estuvieron con ella en el boliche apuntaron a Trionfini. No sólo eso: una vez que se hicieron las denuncias y todos sabían ya que «la hija de Daniel no estaba por ningún lado» los amigos y vecinos comenzaron a buscarla a la par de la policía y los bomberos. El padre de Agustina, Daniel Imvinkelried, precisó que antes de la desaparición la joven llamó a un amigo familiar para que la fuera a buscar.

Según se pudo reconstruir, Agustina salió de la disco y fue hasta una estación de servicio a pocos metros de Teos y allí es probable que Trionfini se haya ofrecido a llevarla hasta la casa de la familia donde la adolescente iba a dormir, por que era vecino. Por otro lado se desconoce que Trionfini conociera a Agustina previamente aunque se presume que no.

Los mismos amigos detectaron que la señal de ubicación del celular daba a un galpón y hasta allí marcharon cerca de 400 personas con las linternas de los celulares y recorrieron la zona una y otra vez. Nada hallaron. A la 1.30 del lunes varios amigos de Agustina fueron hasta la casa de Trionfini, en Uruguay y Stein, del barrio Unidos de Esperanza. Allí lo vieron moviéndose en el interior. Una hora después se colgó de un parante.

Un vecino dijo que vio un auto parado entre las seis y las ocho del domingo en un descampado, y allí apareció el cuerpo, a unos 400 metros de «Teos».

El vecino de Trionfini contó ayer que «a la tarde del domingo me pidió una pala, se fue un rato y cuarenta minutos después volvió y me dijo que la tierra estaba dura y que la pala se había roto». Trionfini tenía denuncias por violencia de género y había roto una restricción de acercamiento a su ex pareja, la denunciante. También trascendió que Trionfini tenía armas en su casa, versión no confirmada por la Fiscalía.

Agustina pasaba a quinto año y solía ir a bailar a «Teos», boliche donde fue abordada por su supuesto asesino

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