Leda, una mujer de 44 años que cuenta con el respaldo de la Iglesia, convocó en Rosario a 10.000 personas en la última celebración que realizó el martes 29 en la parroquia Inmaculada Concepción
“Los carismas del Espíritu Santo los tenemos todos, ella los desarrolló de un modo especial”, asegura un sacerdote. Las claves del fenómeno que mueve a miles.
Este martes, una multitud fue a la Iglesia Inmaculada, ubicada en Catamarca y Ricchieri, a ver a Leda, la sanadora que convoca a miles por sus artes de curación y sanación.
Víctor Pratti, sacerdote la Iglesia Inmaculada, habló en Siempre Juntos, por Cadena 3 Rosario, y contó: “Leda es un fenómeno muy fuerte. Se fue potenciando y creciendo en el último tiempo. Hace dos meses fueron 400 personas a la catedral. Al colegio sagrado corazón iban 2 mil personas. en la Inmaculada vinieron 5 mil personas. Nos sorprendió”.
“Los carismas del Espíritu Santo los tenemos todos, ella los desarrolló de un modo especial. Es un misterio”, indicó, y agregó: “Fue gente con dolores que mejoraron o aliviaron. Leda no cura, cura Dios. Es serena y profunda”.
“Yo veo algo en ella. No vale la pena compararla con el Padre Ignacio. Hay mucho de Dios en ella”, resumió.
El martes 29 de agosto la cola se extendió por más de siete cuadras. Desde la organización del grupo Soplo de Dios Viviente calculan que 10.000 personas transitaron por los pasillos de la parroquia Inmaculada. Leda culminó la celebración a la 1.30 de la madrugada y cumplió con todos los que estuvieron presentes en las filas, ya que nadie se retira sin recibir la bendición que ella otorga.
“Fe”, “milagro”, “alivio”, “libertad”: las razones por la que los creyentes acuden son tan variadas como la cantidad de personas que habitan el mundo. Solos, con amigos o familias enteras, se instalan en las veredas que guían hasta Leda.
“Es la tercera vez que vengo y realmente se siente”, contó a AIRE Graciela, metros antes de atravesar la puerta de ingreso al patio de la parroquia en donde se ubican alrededor de 400 personas. Esta mujer acudió a Leda para pedir por su familia y evitar una operación por una dificultad que le impedía.
“El tema es venir y tener un encuentro espiritual con Dios, porque a veces en todo este proceso y los problemas económicos, la gente necesita volver a creer y sentir que se puede que no hay nada imposible. Lo principal es venir a buscar el encuentro con Dios”, asegura Graciela que estuvo en la cola desde las 8.30 de la mañana, pero cuya espera se aliviana al saber que podrá estar ante Leda.
En la cola que se armó por calle Suipacha sobran los sillones, pero la espera se ameniza compartiendo las charlas. “Vengo a agradecer, vine el martes pasado me atendió y me mejoró un montonazo”, cuenta Norma que desde las 2.30 de la tarde se sumó a la espera de miles. Una semana atrás participó de la celebración a la que acudió por problemas en una de sus piernas. “Ella me impuso las manos y enseguida cuando salí lo hice corriendo, y hoy vengo a agradecer”, cuenta la mujer que en ese momento pudo ingresar a la iglesia a las 23.30 y se retiró a la 1 de la madrugada. “Tengo mucha fe. Yo lo vi por la tele, me decidí y vine. Leda es un ángel en la tierra”, agrega.
Maximiliano acudió junto a su familia, desde las cinco de la mañana se sumó a la fila para recibir la bendición que da Dios a través de Leda. “Es mi cuarta vez, tengo varios pedidos espirituales y normales de la vida como tener estabilidad económica, por ejemplo”, sostiene el joven.
Cecilia, su madre, no duda y asegura que no es posible calificar a Leda a quien siguen desde que ella celebraba la oración en la parroquia del Sagrado Corazón. “Para mí es un ángel que mandó Dios y es buenísima, una mujer divina. No tiene palabras”, afirma.
Una experiencia espiritual
La misa que antecede a la celebración de la oración que encabeza Leda comienza puntual a las 17.00. El templo está repleto al igual que el galpón, miles de personas continúan formando fila para ingresar cuando llegue su turno. Leda aparece puntual, son las 18.09 cuando comienza a entonar la mezcla de canciones y mensajes que brinda a los fieles.
Algunos escuchan con los ojos cerrados, otros agachan la mirada, están los que se cubren el rostro con las manos y los que siguen atentos los movimientos de Leda que intercala sus canciones con la prédica.
El mensaje central se basa en la apertura a Dios y en el perdón. Su mano derecha acompaña el ritmo de la canción que entona, nunca es la misma. Cada mensaje tiene un principio y un final en el que se pueden escuchar sonidos poco familiares que en ocasiones confunden con el arameo. Se trata del lenguaje de “lenguas”, una manifestación del Espíritu Santo.