“Es muy importante el rol que está teniendo el ministro Lacunza comunicando, transmitiendo a la sociedad la necesidad de tranquilidad”, aseguró Miguel Ángel Pichetto a los periodistas acreditados en la Casa Rosada tras la reunión de la Mesa de Acción Política, la tercera desde el debut de ese espacio ideado por Mauricio Macri como una respuesta a la crisis en la que quedó sumergido tras las elecciones primarias.
El ministro de Hacienda no integra esa mesa. Pero su figura empezó a tomar popularidad puertas adentro por la impronta en las medidas económicas de las que se hizo cargo desde que reemplazó a Nicolás Dujovne.
“Me gusta”, dijo sobre el ministro Elisa Carrió diez minutos antes de la reunión de este lunes por la tarde, mientras entraba a Casa Rosada.
La diputada, que tiene un rol preponderante en esa mesa, entró por la explanada de la calle Rivadavia con un cigarrillo recién prendido. Cruzó la galería de los bustos presidenciales acompañada por un colaborador y salió al patio de las palmeras a terminar de fumar.
Mientras estrellaba el cigarrillo contras las piedras que rodean la fuente de ese patio, en la planta baja de la Casa Rosada, Carrió se mostró conforme con el decreto publicado ayer sobre el control de cambios. “Hay que cuidar a los ahorristas”, resaltó a los periodistas acreditados. Y apoyó la liquidación de los exportadores: “Lo vengo pidiendo hace cuatro años”.
En ese sentido, la nueva mesa política del Gobierno cerró filas este lunes en torno a las últimas medidas anuncias por el ministro de Hacienda.
Macri, Carrió, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Marcos Peña, Pichetto, Mario Quintana, Rogelio Frigerio, Patricia Bullrich, Federico Pinedo, Mario Negri, Gerardo Morales y Luis Naidenoff conversaron durante poco más de una hora en uno de los salones presidenciales sobre la reacción de los mercados tras el decreto publicado este domingo en el Boletín Oficial.
Hubo buena recepción. Y se ponderó el trabajo comunicacional del ministro, que desde hace días duerme solo un puñado de horas.
Por el contrario, no hubo alusiones a la campaña, cuya estrategia aún es un misterio. La prioridad es estabilizar la economía.
En una jornada que mostró una relativa calma cambiaria tras varios días de fuerte incertidumbre, en un contexto de fragilidad extrema. El dólar oficial cerró en torno a los $57 según la cotización del Banco Nación, casi seis pesos menos que el viernes, con nula intervención del Banco Central en el debut del control de cambios.
A la mañana, Lacunza había explicado los detalles de la medida de ayer en la reunión de gabinete encabezada por Macri. Después dio una conferencia de prensa en el salón de los pueblos originarios. El domingo a la noche, había dado dos entrevistas televisivas.
Hoy al mediodía, se reunió con su par de Interior, con Emilio Monzó, Pinedo, Pichetto y Sebastián García de Luca para consensuar una estrategia parlamentaria en la previa del proyecto de ley de renegociación de la deuda con bonistas bajo normativa local, cuyo envío fue pospuesto para los próximos días. La idea original era mandarlo este lunes, vía Senado.
En las oficinas de Frigerio, la denominada “ala política” del Gobierno -un mote que quedó de otros tiempos- definió que esperaría para enviar el texto. Y que Lacunza pospondría su paso por la comisión bicameral de la deuda, agendado para este miércoles, para buscar consensos con los bloques del PJ, del kirchnerismo y con los gobernadores.
Después del encuentro, a la hora del almuerzo, Frigerio, De Luca y otros colaboradores almorzaron con Monzó en las oficinas del diputado frente al Congreso. Este lunes empezaron los primeros contactos formales con la oposición en el Parlamento. Se repetirían durante toda la semana. La desconfianza, de todos modos, atraviesa la relación entre el Gobierno y la oposición.
Desde su llegada a Hacienda, y urgido por la crisis económica que sacude a la administración Macri desde la derrota frente a Alberto Fernández en las primarias del domingo 11, Lacunza tendió puentes con los referentes económicos de la oposición. A varios de ellos los conoce de vieja data.
Durante el fin de semana, y en la previa, el funcionario habló con Martín Lousteau, Carlos Melconián, Martín Redrado y Marco Lavagna. En su primera semana al frente del ministerio, había recibido al equipo del Frente de Todos.
Y se colocó al frente de la agenda mediática en momentos en los que la comunicación de la Casa Rosada, como la política y la economía, también quedó subsumida por la crisis.
Hace una semana, el Gobierno había decidido tirarle un bidón de nafta al débil diálogo entablado con la oposición. Negri y Naidenoff llamaron “extorsionadores” a los gobernadores. Y Pichetto dijo que, para Cristina Kirchner, “si todo se incendia, mejor”.
Urgidos por la crisis, en Casa Rosada volvieron a apostar por la mesura. En ese plano, el trabajo de Lacunza se consolida.
El rol del ex ministro de Vidal además queda sobre relieve por el evidente contraste con el desgaste que había acumulado su antecesor.
Dujovne no dio la cara en ninguno de los anuncios oficializados por el Gobierno en las 72 horas posteriores a la derrota de las primarias. Fueron Dante Sica y Frigerio, y otros funcionarios de menor rango, los encargados de ponerle el cuerpo a las iniciativas. Y el propio Macri.
El ex ministro había dudado en renunciar el mismo domingo de las primarias, pero el Presidente lo cortó en seco. El martes, Dujovne redactó la renuncia en su despacho. Recién se oficializó cuatro días más tarde, al sábado siguiente.
Y le dejó su lugar a Lacunza, un técnico con buenas vinculaciones políticas que oxigenó a Macri en el momento de mayor inestabilidad de su carrera.