A 40 días de anunciar la suspensión de pagos a acreedores comerciales y financieros, la empresa agroexportadora Vicentín enfrenta su primer fallo institucional adverso. Se trata de una resolución de la Cámara Arbitral de Cereales de Rosario, por la cual la intima a pagar $ 18 millones a la corredora LBO por los granos entregados y no cobrados. Si bien hay una instancia de apelación, la medida la acerca a la posibilidad de quedar inhabilitada para operar en la Bolsa de Comercio de Rosario.
En el marco del sistema de usos y costumbres del comercio granos, que funciona como una suerte de fuero comercial privado desde hace más de cien años, el fallo del tribunal arbitral tiene implicancias serias para la compañía, que en caso de salir de sus crisis necesitará retomar la compra de mercadería para seguir trabajando.
Luego de suspender a principios de diciembre el pago de deudas comerciales por u$s 350 millones y de deudas financieras por una cifra superior, Vicentín, una de las diez grandes procesadoras de granos y exportadoras del país, está paralizada.
Sus plantas no muelen y hasta el lunes próximo todo el personal está de licencia por vacaciones.
El grupo prometió presentar un plan sostenible para resolver sus crisis pero la falta de precisiones y la dilación de los plazos fue calentando el ambiente en la cadena comercial granaria, que el año pasado fue sacudida por una seguidilla de default, del cual el caso de Vicentín fue el de mayor impacto.
Así, en los 40 días desde que difundió su primer comunicado, se sucedieron las presentaciones en la Cámara Arbitral. Además de la que originó el fallo del miércoles pasado, hay otra treintena de presentaciones que, se especula, tendrían el mismo resultado.
La resolución del tribunal obliga a Vicentín a pagar lo que debe a LBO en un plazo de 24 a 48 horas, pero la agroexportadora cuenta con cinco días para pedir su revisión. En caso de mantenerse la medida, la Bolsa de Comercio de Rosario debería inhabilitarla para operar en ese mercado.
Acreedores se organizan
En el medio, los acreedores acumulan preocupación y toman temperatura. Mientras los bancos nacionales, encabezados por el Nación, ya comenzaron a armar un frente común para exigir un plan de pagos, los acreedores comerciales, productores, corredoores y acopiadores, realizaron ayer una reunión en un salón de la Bolsa de Comercio de Rosario, durante la cual descargaron toda su bronca.
La reunión se realizó en un salón cedido por la propia entidad, que desde que se produjo la seguidilla de default de compañías que operan en su seno, como BLD y Vicentín, se mostró exasperantemete cuidadosa en sus pronunciamientos. Un contraste enorme con el grado de exposición que tuvo en temas políticos durante los últimos cuatro años.
En rigor, la agenda de las principales entidades representativas del sector agropecuario parecen estar más volcadas a la intervención en la agenda política que a los esfuerzos para resolver el estallido de la cadena comercial granaria que implica el default de grandes operadores privados.
El fantasma de la convocatoria de acreedores merodea en torno de la agroexportadora de capitales nacionales, en medio de rumores sobre reestructuración y venta de activos a otras compañías del sector. La firma ya aprobó vender parte de su participación en Renova a Glencore.
Mientras tanto se siguen acumulando los cheques rechazados a Vicentín en la central de deudores del BCRA, que hasta la fecha totalizan los $60 millones.