Para la Fiscalía y los vecinos del lugar, el dueño de casa vendía drogas para varios proveedores. Sus cómplices murieron para que no quedaran testigos
El jueves, pasadas las 22, la mayoría de los vecinos de Colón al 3800 aseguraron que ya estaban acostados o mirando la tele. Los más osados se animaron a decir que “se escucharon varios balazos, alrededor de diez. Pero por acá siempre se escuchan”, según indicó un residente de ese sector caliente del barrio Tablada. Es que a la hora señalada, en una casa ubicada a metros de la esquina de Colón y Presidente Quintana, al menos dos maleantes armados patearon una puerta de madera y ejecutaron sin miramientos a tres hombres que estaban cenando. Las víctimas recibieron entre 3 y 5 disparos cada una y en la escena del crimen los peritos recogieron al menos 15 vainas servidas calibre 9 milímetros. La principal hipótesis que maneja el fiscal Luis Schiappa Pietra, no la única, es que la triple ejecución “fue parte de una disputa en el contexto del narcomenudeo”.
Colón al 3800 es una cuadra clásica para el periodismo policial rosarino. Territorio histórico ocupado por los hermanos “Teto” y “Chamala” Vázquez, sindicados hasta hace poco más de un lustro como referentes en la producción y venta de drogas en barrio Tablada. Otros pesados de la zona, al menos en las menciones de vecinos y periodistas, supieron ser “Culín” Medrano y “Torombolo” Pérez.
El pasado 29 de enero a la noche, en tanto, la cuadra se ganó un lugar en las crónicas cuando un ciudadano argelino de 42 años fue baleado por dos hombres en moto mientras en bulevar Seguí y Necochea los vecinos desarrollaban un festival contra la violencia.
Un apodo conocido
“Petete” era un tipo con nombre en Tablada. Con ese apodo se reconocía a Rodolfo Omar Palavecino, de 42 años, y dueño de la casa en la que se perpetró el triple crimen. Una vivienda ubicada frente a donde supo vivir “Teto” Vázquez. Allí a “Teto” lo balearon en enero de 2014 cuando salía de la pileta de su casa. En el barrio comentan que “Petete” creció a la sombra de los Vázquez y que cuando los hermanos decidieron bajar su perfil, comenzó a hacer tratos por las suyas. Entre los últimos meses de 2013 y el 16 de marzo de 2014 “Petete” cayó al menos dos veces en la mira de la Justicia Federal por infracción a la ley de drogas. En la última, en una serie de 18 allanamientos realizados por la policía provincial, cayó junto a una de las hermanas de Milton Damario (condenado por el cirmen de Lucas Spina) y algunos de sus allegados como “Culín” Medrano. Por eso fue procesado en junio de 2014. “Todo lleva a inferir que el ataque era para «Petete» y los otros cobraron por ser testigos”, explicó una fuente de la pesquisa.
Según se pudo reconstruir el jueves fue un día agitado en Colón al 3800 y ya desde la tarde se podía presagiar una noche violenta. Siempre a media lengua, con miedo y midiendo las palabras, algunos residentes comentaron que “«Petete» vendía para todos. Para “Tubi” (Segovia), para los Funes, para todos. Y así fue juntando muchas broncas. Muchas más de las que podía manejar”. También contaron que era visible que “estaba haciendo plata”. Otros dijeron que por la tarde uno de sus soldaditos protagonizó una dura pelea que dejó más recelos en el aire.
Por sorpresa
Alrededor de las 22 en la casa de “Petete”, en cuyo frente hay pintada una estrella roja y negra, estaban ajunto a él Fabricio Heredia, de 36 años; y Marcelo Delfor González, de 45. Ambos tenían tenues anotaciones policiales en sus prontuarios. Con “Petete” vivía una de sus hijas, que al momento del hecho estaba ausente.
Los tres estaban sentados a la mesa comiendo unos sandwiches cuando frente a la vivienda estacionó un vehículo. Los vecinos dicen que era un Chevrolet Astra. Según un testigo presencial, bajaron dos hombres armados con la cara descubierta. Uno de ellos le pegó una patada a la puerta, que no tenía picaporte externo, y cuando logró abrirla arremetieron a balazos contra el trío. Después subieron al auto donde los esperaba un cómplice y huyeron.
Uno de los cuerpos recibió al menos cinco impactos y quedó sentado en la silla con su cuerpo sobre la mesa. Otro fue alcanzado por cuatro balazos y cayó de la silla al piso. El tercero recibió tres heridas mortales y quedó entre la mesa y la mesada de la cocina. Ninguno de los tiradores hizo algo para ocultar su rostro.
En la escena criminal quedaron 15 vainas servidas calibre 9 milímetros. El fiscal Luis Schiappa Pietra confirmó en rueda de prensa que en la escena no se secuestraron armas ni drogas. “No es mucho lo que podemos decir. Patearon la puerta, entraron y los ejecutaron como a perros”, explicó una doña. “Todo esto es maneje por falopa, olvidate. La traición en este palo se paga caro y «Petete» estaba vendiendo para todos. Era para él y a los otros los limpiaron para que no quedaran testigos”, agregó otro residente.
Los sicarios desaparecieron en la noche cerrada de Tablada. Detrás dejaron un mensaje, que muy probablemente fue recepcionado, y un montón de preguntas cuyas respuestas sólo conocen aquellos que viven 24 horas por día, los 365 días del año en Colón al 3800.
Otros crímenes masivos que a fuerza de balazos sacudieron la ciudad
No es la primera vez que la ciudad de Rosario se ve sacudida por un triple crimen detrás del cual el móvil es la sed de venganza. Los casos más emblemáticos de la historia reciente son los siguiente:
• 1/1/2012: Jeremías “Jere” Trasante, de 16 años; Claudio “Mono” Suárez, de 20; y Adrián “Patom” Rodríguez, de 19 años, fueron acribillados a tiros mientras esperaban en la canchita de Presidente Quintana y Dorrego para festejar el año nuevo con amigos. Entonces llegó al lugar un utilitario desde el cual bajaron al menos tres personas que, buscando venganza por un ataque que momentos antes había sufrido Maximiliano “Quemadito” Rodríguez, sin miramientos acribillaron a los tres jóvenes que nada tenían que ver con el hecho. Tras once jornadas de juicio y más de 70 testigos, en diciembre de 2015 Sergio “Quemado” Rodríguez fue condenado a 32 años como coautor de homicidio agravado por uso de arma de fuego y la participación de un menor, tres hechos en concurso real, y portación ilegal de arma de fuego de guerra. Junto a él fueron sentenciados Alejandro “Teletubi” Delgado, a 30 años; Mauricio “Maurico” Palavecino, a 24; y Brian Ismael “Pescadito” Sprío, a 28 años de cárcel. Sin embargo, en septiembre de 2015 la Cámara Penal confirmó la pena al “Quemado” y redujo las sentencias a Delgado a 21 años de prisión; a Palavecino a 19 años; y decidió absolver a Sprío.
• 28/5/2013: A las 17.15 una camioneta Nissan Frontier manejada por Marcelo Alomar se detuvo frente al semáforo de avenida Francia y Acevedo. Junto a él iban en el vehículo Norma César; su hijo Nahuel César; su pareja, César Hernández; y dos pequeños. Entonces aparecieron cuatro personas en dos motos que abrieron fuego hasta vaciar los cargadores de sus armas. Alomar y Nahuel murieron en el acto mientras Norma César quedó malherida y falleció cinco meses después. El hecho fue uno de los cometidos en venganza por la muerte de Claudio “Pájaro” Cantero, líder de la banda de Los Monos, que tuvo lugar dos días antes. Este hecho se está juzgando en la causa contra la banda del barrio Las Flores.
• 11/112017: Pasadas las 14, a unos dos kilómetros del cruce de las rutas A-012 y 14, un Fiat Palio que recién salía del penal de Piñero fue acribillado a tiros desde otro vehículo. Como consecuencia de la lluvia de balas perdieron la vida el convicto Javier Gaitán, de 27 años, quien había salido con un permiso transitorio; Brian Alexis Rodríguez, de 24; y Rodrigo Silva, de 15 años. En tanto, Alejandro G., de 22 años, resultó gravemente herido.