El gobernador Miguel Lifschitz instruyó al interbloque de diputados provinciales del Frente Progresista (FPCyS) para que antes de fin de mes o, a más tardar, a principios de septiembre próximo active en el recinto de la Cámara baja el debate sobre la necesidad de reformar la Constitución de Santa Fe.
El gobernador Miguel Lifschitz instruyó al interbloque de diputados provinciales del Frente Progresista (FPCyS) para que antes de fin de mes o, a más tardar, a principios de septiembre próximo active en el recinto de la Cámara baja el debate sobre la necesidad de reformar la Constitución de Santa Fe. La ratificación de ese objetivo por parte del jefe de la Casa Gris incluye la posibilidad de pedir una sesión especial del cuerpo. Una jugada que, en caso de que las aspiraciones del socialista no logren acaparar el terreno legislativo, depositaría en la oposición la responsabilidad de la no materialización en el corto plazo de los retoques a la Carta Magna.
En rigor, los cuatro proyectos —uno oficialista— de reforma de la Carta Magna con estado parlamentario se encuentran varados desde mayo pasado en Diputados. Permanecen en la comisión de Educación, tras lo cual deberán pasar por Derechos y Garantías, Presupuesto y Hacienda y Asuntos Constitucionales y Legislación General.
Por eso, Lifschitz y el ministro de Gobierno provincial, Pablo Farías, reunieron el miércoles en la Casa Gris a los diputados socialistas Rubén Galassi y Eduardo Di Pollina, los radicales Santiago Mascheroni y Edgardo Martino, Ariel Bermúdez (Creo), Gabriel Real (PDP), Verónica Benas (Pares) y Alicia Gutiérrez (SI).
“Hay acuerdo sobre la importancia de llevar al recinto el debate por la necesidad de la reforma sin seguir estirando los tiempos y que cada dirigente exponga su posición, asumiendo que será pública. Después veremos qué proyecto sale, pero la clave es dar la discusión”, deslizó a La Capital un asiduo transeúnte de los pasillos del palacio gubernamental.
Si bien la decisión oficial es construir consenso para que la discusión llegue al recinto de la Cámara baja en las próximas semanas, recién el miércoles se sabrá si los proyectos reformistas logran pasar por el tamiz de la comisión de Educación.
“Tenemos expectativa de avanzar, pero también sabemos que es difícil. De hecho, la reforma no lo hizo hasta ahora”, razonó otra fuente oficialista, de matriz parlamentaria.
En caso de que no haya dictamen de las comisiones, el oficialismo apelará a la solicitud de una sesión especial para fin de mes o principios de septiembre. Aunque, de llegar el tema al recinto, una mayoría especial de dos tercios de los presentes deberá activar la luz verde.
Si eso no ocurre, la pretensión de Lifschitz encontrará un freno. Pero también dejaría expuesta a la oposición, que viene declamando una aspiración reformista (aunque con otros tiempos), como causal del no avance de las eventuales enmiendas a la Constitución en el corto plazo.