El ex jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina reconoció este jueves ante el juez Claudio Bonadio haber recibido de varias empresas del rubro de la construcción dinero negro para financiar la campaña electoral del Frente para la Victoria del año 2013.
El ex funcionario y su secretario Martín Larraburu aparecen mencionados en los cuadernos de Oscar Centeno, el chofer del detenido ex subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, mano derecha de Julio De Vido. “Lazarte y Hugo Martín Larraburu retiran dinero en una oficina de Puerto Madero para luego llevárselo a Juan Manuel Abal Medina”, escribió el remisero en los cuadernos que investiga la Justicia.
A través de un escrito que presentó en Comodoro Py, Abal Medina remarcó: “Quiero expresar de modo enfático, que ningún delito he cometido durante mi gestión al frente de la Jefatura de Gabinete”.
Y agregó: “No solo no he cometido personalmente delito alguno sino que tampoco he siquiera participado, mucho menos permitido y/o conocido alguna de las maniobras que como delito se han descripto a lo largo de este sumario”. “Desde ya que niego haber tomado intervención y/o conocido lo que se sintetiza como una organización para recaudar fondos ilegalmente y utilizarlos también para esos fines”, completó.
Al mismo tiempo, señaló: “En honor a la verdad habré de admitir algunos aspectos de aquellas situaciones, que si bien son parcialmente ciertas, distan de tener la significancia que se le pretendería asignar”.
En su presentación, Abal Medina explicó que “a fines de julio o principios de agosto de 2013″ fue contactado por Baratta. “Me informó que debía coordinar con él la entrega de algunos eventuales fondos que él recaudaría de aportes voluntarios”, dijo.
En ese marco, el ex funcionario detalló que le encomendó a Larraburu “la coordinación con el mencionado Baratta para la recepción de los eventuales aportes de campaña” y que coordinó su entrega con Juan Carlos “Chueco” Mazzon -por entonces Coordinador General de Asuntos Político-Institucionales de la Unidad Presidente-, “quien a su vez, y según el caso, instrumentaba su reenvío a distintos puntos del país para ser utilizada de acuerdo a las necesidades político-partidarias que este último establecía”.
“En ningún caso tal requisitoria me pareció impropia o desajustada -me refiero a la de Baratta-, mas allá de la informalidad-, pues ningún elemento tenía en aquél momento para dudar de su procedencia”, sostuvo Abal Medina.
Y añadió: “La informalidad señalada no me hizo en ningún momento dudar o siquiera sospechar de la legal procedencia de esos fondos, ni era mi deber conocer su forma de recaudación, su declaración, y en ese momento ni siquiera se me informó -cuestión que aún desconozco- los montos exactos que se enviarían, y mucho menos la frecuencia de ello”.
En otro tramo del texto, reconoció que, bajo su instrucción, Larraburu “pudo haber ido con alguno de los vehículos que se mencionan en ciertas de las oportunidades referidas a encontrarse con Roberto Baratta, Nelson Lazarte o a quien aquel asignara la tarea de entregar esos aportes y/o documentos o materiales destinados a la campaña”.
“Al no tener quien suscribe tanto como Larraburu -siempre por vía de hipótesis-, alguna relación con el origen del supuesto dinero, ni con los aportantes, su eventual entrega desde sus dueños, su recepción informal, la declaración o falta de la misma, y su distribución y/o utilización concreta para una campaña electoral local podría, tal como ya dijera -y en el peor de los casos-, desobedecer ciertos formalismos de naturaleza electoral que deben cumplir los aportes de particulares a los partidos políticos, pero en ningún caso significa participar en ninguno de los graves delitos investigados en esta causa“, se lee en otra parte de la presentación.
“No participamos ni contactamos personas o empresas pidiendo o recibiendo de estas suma alguna; desconocíamos quienes cómo, dónde cómo y por qué entregaban dinero, mas allá de la presunción de que eran aportes voluntarios como se me había indicado; y no obtuve rédito personal de esto, sino que fueron en su totalidad entregados a Mazzón para los fines propios de las campañas electorales que se avecinaban en ese momento”, alegó el ex funcionario.
En el texto, Abal Medina aclaró que su relación con Baratta y De Vido “era estrictamente funcional”, que conoce a Nelson Lazarte, Walter Fagyas, Rafael Llorens, Hernán Camilo Gomez y Fabian Ezequiel García Ramón por “la gestión pública” y que no mantuvo con ellos “relación jerárquica, personal o política”.
Sobre Daniel Muñoz, dijo que “solo sabía que había sido secretario del ex – presidente Néstor Kirchner”.
Con respecto a Centeno, autor de los cuadernos que lo mencionan, dijo que su nombre llegó a sus “oídos en días pasados por intermedio de los medios de comunicación”.
También dijo no conocer a Francisco Rubén Valenti, Armando Loson, Héctor Javier Sánchez Caballero, Carlos José Mundin, Jorge Guillermo Neira, Oscar Alfredo Thomas ni a Juan Carlos Goycochea, todos ellos empresarios involucrados en la causa.
“En cuanto a Gerardo Ferreyra he mantenido alguna o algunas reuniones vinculadas a la actividad que realizaba en relación a los medios de comunicación. Y, en relación a Carlos Wagner recuerdo haberlo cruzado y saludado en actividades institucionales”, indicó.
“Jamás tuve algún tipo de relación funcional y/o política con alguno de ellos, ni mucho menos con alguno de los directivos de esos grupos empresarios”, aseguró.
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