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Entre las medidas de control cambiario que se anunciaron ayer, una de las que tendrá impacto más fuerte en lo inmediato está relacionada con el comercio exterior. Concretamente, el Banco Central obligó a los empresas a ingresar dentro de los próximos cinco días todas las exportaciones no liquidadas hasta ahora. La cifra sumaría alrededor de USD 10.000 millones, según estimaciones que ayer circulaba entre las cerealeras, aunque también hay que sumar ventas de frigoríficos y otros sectores relevantes.
Hasta ahora las empresas no tenían plazo para entrar los dólares, podían dejar las divisas indefinidamente en el exterior. Pero a partir de hoy todo cambia. Quienes exporten tendrán un plazo de cinco días para entrar los dólares una vez concretada la operación. Y el stock que se había acumulado fuera de la Argentina tendrá que ser ingresado inmediatamente.
Una de las incógnitas que se irá develando con el paso de los días se refiere a la brecha que tendrá el dólar informal respecto al oficial. Los memoriosos recuerdan que en el caso del cepo cambiario impuesto por el gobierno de Cristina Kirchner era del 10% en un inicio y en el peor momento llegó al 80%
Estas dos medidas simultáneas serán fundamentales para abastecer la oferta del mercado cambiario, que después de las PASO prácticamente dependía de las ventas del Banco Central. Esto originó una aceleración en las intervenciones y consiguiente venta de reservas. Se descuenta que ahora la entidad que preside Guido Sandleris no tendrá que seguir aportando dólares al mercado.
Con la oferta de los exportadores sería suficiente, se estimaba ayer entre los principales operadores de cambio, para estabilizar el tipo de cambio al menos en el corto plazo. Incluso no se descarta que el dólar opere en baja en los próximos días, tras haber rozado los $60 en el mercado mayorista y los $62 en el minorista el viernes.
Aunque por ahora no hubo medidas específicas al respecto, se estima que las empresas tendrán fuertes restricciones para girar dólares al exterior. El decreto conocido ayer lo prohíbe, pero además se faculta al Banco Central para que determine controles adicionales para la compra de títulos públicos a las empresas.
El objetivo es evitar operaciones de “contado con liquidación”, es decir la compra de bonos que luego son girados al exterior para que la empresa pueda hacerse de divisas en una cuenta internacional. Ya el viernes se pagaba un tipo de cambio implícito de casi $ 65, ante la decisión de muchas compañías de adelantarse a un posible control de cambios.
De esta forma, las empresas que deberán ingresar los dólares y cambiarlos a pesos quedan virtualmente “atrapadas” en el mercado local, con serias dificultades para volver a dolarizarse.
Al mismo tiempo que habrá mayor oferta, la demanda bajará sustancialmente, porque se prohibió el acceso al mercado cambiario a las empresas que quieran atesorar dólares. ¿Quiénes sí podrán seguir demandado dólares normalente? Básicamente estos serían los principales casos:
– El público podrá comprar dólares hasta U$S 10.000 por mes.
– Demanda de divisas para viajes o gastos que se realicen en el exterior con tarjeta de crédito.
– Las empresas que paguen importaciones, sin restricciones. Sin embargo, el balance de comercio exterior es superavitario en alrededor de U$S 1.000 mensuales, por lo que no debería ser un inconveniente.
– Pago de deuda de empresas contraídas en dólares, por ejemplo Obligaciones Negociables.
Claro que la venta del stock de dólares provenientes de exportaciones generará un alivio temporario. Como suele suceder con los controles cambiarios, luego la oferta de dólares caerá sustancialmente ya que son muy pocos los que están dispuestos a ingresar divisas al mercado. Sólo aquellos que están obligados, como los exportadores, son los que terminan abasteciendo el mercado.
Con la oferta de los exportadores sería suficiente, se estimaba ayer entre los principales operadores de cambio, para estabilizar el tipo de cambio al menos en el corto plazo
Una de las incógnitas que se irá develando con el paso de los días se refiere a la brecha que tendrá el dólar informal respecto al oficial. Los memoriosos recuerdan que en el caso del cepo cambiario impuesto por el gobierno de Cristina Kirchner era del 10% en un inicio y en el peor momento llegó al 80%. Es improbable que ahora esa diferencia sea superior al 10% en el arranque, pero también podría ser mayor en caso de que persista la fuerte incertidumbre en el mercado.
Si la brecha es más amplia habrá incentivo para volver al recordado “puré”, tal como se conocía en la jerga financiera a la operatoria de comprar dólares en el oficial para luego venderlos a un precio mayor en el paralelo y aprovechar la diferencia.