CLARIN
El conductor logró salir antes que el coche se hundiera y se fue a su casa a dormir. Según declaró, creyó que iba solo en el auto.
En un caso tan insólito como escalofriante: un hombre de 33 años murió ahogado en un canal del paraje buey Muerto, en el departamento santiagueño de Robles, al quedar atrapado dentro de un auto que cayó en el cauce. Lo sorprendente, sin embargo, es cómo la víctima terminó perdiendo la vida en esas circunstancias.
Según reconstruyó la policía a través del relato del conductor del vehículo, que se presentó el mediodía del lunes en la subcomisaría de Colonia Simbolar, a causa de una mala maniobraperdió el control del coche y terminó dentro del canal. Luego de varios intentos al borde del ahogamiento, logró salir del rodado por sus propios medios y emprendió el regreso a su domicilio. Eran cerca de las 3 de la madrugada.
Al momento del accidente, el hombre identificado como César Alberto Cancino, de 40 años, volvía del salón bailable “Club Las Malvinas” cercano al kilómetro 42 del Canal Principal de Fernández, donde se produjo el siniestro fatal. Dijo que al llegar a su casa le contó a su esposa lo sucedido y se fue a acostar porque había bebido demasiado.
Cuando amaneció y recordó lo sucedido, reunió a un grupo de amigos para que lo ayuden a recuperar el Gol Trend gris plata que es propiedad de su cuñado, y el que había tomado sin permiso. Hasta ese momento, y de acuerdo a su testimonio, Cancino siempre pensó que volvía solo en el auto.
Fue cuando llegó al canal que se enteró de la macabra noticia: dentro del coche estaba el cadáver de Maximiliano Matías Santillán, de 33 años, que iba de acompañante cuando Cancino volcó en el agua, y que por motivos que aún se desconocen no llegó a escapar.
Un grupo de lugareños había intentado remover el rodado con lanzas para retirarlo del fondo, pero ante el hallazgo del cadáver abandonaron la empresa. Ellos fueron quienes advirtieron a la policía cuando arribó al lugar sobre la presencia de la víctima. También se presentaron la fiscal de turno, María del Pilar Gallo, y la coordinadora de la Unidad Fiscal, Natalia Saavedra. El Grupo Especial de Rescate fue el encargado de confirmar que Santillán estaba muerto, y de recuperar el cuerpo luego de varias horas de trabajo.
Al borde del canal todavía estaban frescas las huellas de las ruedas que apuntan directamente al agua. Sobre ésta y otras pruebas trabajan oficiales de Homicidios, la División Delitos Complejos de La Banda y los peritos de Criminalística. Una de las primeras hipótesis es que Cancino confundió un puente muy precario que se encuentra a esa altura de la ruta, con el cruce vehicular que dista unos cinco kilómetros de ese lugar. Al querer cruzarlo terminó en el agua.
También se pudo comprobar que el cuerpo de Santillán no presentaba ninguna señal de violencia que hubiera podido provocar su deceso, previo al ahogamiento. Estaba entre los dos asientos delanteros y con los pies hacia el parabrisas, en una postura que hace suponer que intentó romper el vidrio para escapar. Esta posición también hace dudar a los investigadores de si era Cancinos quien efectivamente iba al volante, y Santillán lo acompañaba.
Otro dato que surge del estado del vehículo, es que la ventanilla del acompañante estaba baja, lo que indicaría que por allí salió el hombre que logró sobrevivir.
Por las horas que llevaba sumergido, se presume que el vuelco tuvo lugar entre las 2.30 y las 3 de la madrugada, hora que coincide con el relato del conductor. Fue uno de sus primos quien reconoció a Santillán y quien, junto a otros desconsolados familiares que se acercaron al lugar, contaron que el chico padecía una dificultad para caminar en una de sus piernas.
Por lo que aportaron sus allegados, Maximialino Matíás vivía con su padre en el Barrio Aión Dos y se mantenía con la ayuda de sus hermanos que viven en Buenos Aires. Desde el viernes pasado que no lo veían porque anduvo el fin de semana de fiesta.
Sus restos ya fueron trasladados a la morgue local para seguir con el informe, mientras Cisneros se encuentra detenido.