En el quincho de la casa del primer candidato a diputado nacional del Frente de Todos, en Rincón de Milberg, hay frecuentes tertulias políticas pensando en el 11 de diciembre y los meses siguientes si Alberto Fernández gana la elección de octubre. Resiliente, el ex precandidato presidencial es hoy un fuerte operador de consensos políticos.
Esta semana intensificó sus diálogos con todos los sectores. El domingo y lunes estuvo en Córdoba para apuntalar a Alberto Fernández, que tiene un arduo trabajo para reconciliarse con el peronismo local y el cordobesismo en general. El martes estuvo en Santiago del Estero, en La Banda, en busca de ampliar el voto del norte en la provincia donde Cristina Fernández sacó el mayor caudal de votos en todas las elecciones. El miércoles y el jueves se concentró en la provincia de Buenos Aires: visitó Moreno y luego con el intendente Ariel Sujarchuk y el candidato a gobernador Axel Kicillof visitó el Polo Educativo de Escobar, en coincidencia con el Día del Profesor. Desde allí los tres convocaron a los empresarios Pymes. El jueves, durante el día, disertó ante la AmCham, Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina.
De qué habló con los Moyano
El plato fuerte fue el de la noche. En víspera de la elección en el Sindicato de Camioneros donde Hugo Moyano y su hijo Pablo Moyano se presentan como Secretario General y Adjunto, respectivamente, hubo asado en Tigre. Los Moyano tendrán cuatro años más en el poder de un gremio que puede paralizar las rutas del país cuando quiere. Tan poderosos como los que controlan el Transporte. A Fernando De la Rúa le hizo la vida imposible y lo sufrió Cristina Kirchner cuando se enemistaron, entre otros temas, por el Impuesto a las Ganancias. Hay dirigentes de peso cercanos a Alberto Fernández que esperan que acompañe. Y hay quienes piensan que puede volver a liderar la CGT. Algunos le temen a pesar del acercamiento de Moyano, incluso con CFK.
En el asado de Massa hubo cinco integrantes del clan: Hugo Moyano y sus hijos Pablo; Facundo (diputado y candidato nuevamente por el Frente de Todos), Huguito (abogado de Camioneros), y el más chico de todos, el veinteañero Gerónimo. Según uno de los participantes, hablaron precisamente sobre los primeros meses del próximo gobierno y sobre el apoyo que necesitará Fernández en caso de ganar.
Moyano va por su octava reelección, aunque aseguran que de eso no se conversó. Sí se habló, no obstante, de la necesidad de que haya paz hasta las elecciones, un pedido que el propio Alberto Fernández le hizo a varios dirigentes sindicales y de los movimientos sociales como Emilio Pérsico y Juan Grabois.
Massa habría transmitido una inquietud de gran parte de la dirigencia política del peronismo para garantizar un acuerdo económico y social como el que se conversó en Tucumán con representantes de la Unión Industrial y de la CGT, entre ellos Héctor Daer y Caros Acuña: “Que haya unidad de acción en la etapa que viene y que todos tengamos en la cabeza que la mejor forma de ayudar a Alberto Fernández y al arranque del próximo gobierno es con un esquema de diálogo entre empresarios, trabajadores y el Estado”. Sólo así, aseguran, “se resolverá el enorme lío que dejará Mauricio Macri”.
En ese marco, una CGT unificada facilitaría los acuerdos. Siempre y cuando haya paritarias “razonables” y no haya planteos “exorbitantes”, según dijo un intendente a Infobae. El hombre teme por el equilibrio de precios y de la inflación que podrían desatar reclamos gremiales.
El acuerdo económico y social debería ser un acuerdo para el corto, el mediano y el largo plazo, sostienen en el Frente de Todos. Y a eso apuntan las negociaciones que lideran desde Fernández a Massa, pasando también por Máximo Kirchner.
Eso sí, en el asado, que calificaron de cálido y amigable, se habló también de fútbol. Y de los noviazgos truncos de Facundo Moyano.