Tras la tensión generada el mes pasado, cuando las empresas aceiteras enviaron a los supermercados listas con aumentos de precios de entre 9% y 12% y las cadenas se negaron a aceptarlas, en mayo volvieron a la carga con sus intentos por aplicar los incrementos de precios. Sin embargo, las cadenas insisten en que no convalidarán estos porcentajes y cuentan con el fuerte apoyo del Gobierno, que prepara una reunión con las empresas para forzar una negociación.
Según confirmaron a Infobae fuentes de dos aceiteras, el secretario de Comercio e Industria, Pablo Lavigne, le transmitió a un representante de la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) sus intenciones de organizar una reunión para dialogar sobre la situación del sector, sus costos, y la política de precios.
No sucedió lo mismo con otros canales. Hasta las propias empresas reconocen que la primera lista de abril pudieron aplicarla en cadenas regionales más chicas y mayoristas. “Siempre como industria hemos estado expuestos al fideicomiso y a los controles de precios. Para nosotros, esto es gimnasia. Entendemos la situación y habrá que ver que piden patear un mes el aumento o revisar la pauta”, precisaron en una de las aceitera
Agregan en el sector que el aumento planteado “se requiere”, ya que “se venía con un atraso de márgenes en la cadena”. De hecho, algunas firmas ya tenían previsto subir un 5% antes de la modificación del régimen cambiario, pero la suba del girasol, principal insumo del aceite, y un tipo de cambio superior volvieron necesaria una actualización de precios superior, dijo el directivo de una empresa, al agregar que “al existir una banda de flotación, tiene que haber una decisión de a qué valor de tipo de cambio fijar los precios”.
Hoy la botella de aceite de girasol de 900 mililitros cuesta aproximádamente, según la marca, unos $2.500, mientras que la de 1,5 litros vale entre $4.000 y $4.300. Un aumento del 9% llevaría entonces el precio de la primera, a $2.725, mientras que en el segundo caso, las marcas más económicas superarían los $4.300.
El Gobierno comenzó a involucrarse más directamente en los precios de las empresas en las últimas semanas, desde que la inflación tuvo en marzo una aceleración importante (fue del 3,7%). Para abril, de hecho, el número superaría también el 3%, de acuerdo a los informes privados. Tanto es así que Caputo no sólo expuso a las empresas de consumo masivo en los posteos mencionados, sino que posteriormente también se dirigió con dureza contra las terminales automotrices que habían subido los precios más de la cuenta, según la visión oficial.