Era el martes 24 de junio cuando, por un descuido familiar, el pequeño salió de la casa aparentemente solo. Nadie advirtió su ausencia hasta que, pasada cierta hora, se encendieron las alarmas. Fue entonces cuando comenzaron los llamados desesperados entre familiares y vecinos, pero ya era tarde.
La corriente marcó el destino
En plena zafra, el canal circulaba con caudal elevado. La corriente se lo llevó corriente abajo y lo arrastró hasta una rejilla de filtrado ubicada en la zona del ingenio. Unos obreros que trabajaban en el lugar dieron aviso a la Policía, que al llegar confirmó el hallazgo del pequeño sin vida.
Trabajo conjunto para rescatar el cuerpo
Policía, bomberos, peritos de Criminalística y ayudantes fiscales —Mauro Cabrera y César Díaz— se trasladaron a la zona. Con extrema delicadeza, lograron liberar el cuerpito del menor y lo trasladaron al Centro Judicial San Pedro para la autopsia. Luego, sus familiares, en estado de profunda conmoción, recibieron contención psicológica.
El dolor de una comunidad azucarera
El impacto se sintió fuerte en La Esperanza y el ingenio. Los trabajadores, que fueron quienes lo encontraron, quedaron visiblemente afectados. El Ministerio Público de la Acusación envió al Centro de Atención a la Víctima, y el SAME debió asistir a algunos allegados que sufrieron crisis de ansiedad el día del hecho.