El 14 de agosto pasado el empresario Benjamín Gabriel Romero admitió haber pagado coimas. Declaró como arrepentido en el caso que comenzó con los cuadernos del chofer Oscar Centeno y derivó en el procesamiento de varios de los más importantes hombres de negocios del país y de ex funcionarios del kirchnerismo incluida la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Romero, dueño de la firma EMEPA, explotaba ferrocarriles y la hidrovía del río Paraná-un negocio millonario- bajo la supervisión de la secretaría de Transporte a cargo de Ricardo Jaime. Cuando se produjo aquella declaración, algunos conceptos fueron publicados.
Romero admitió haber pagado una coima para que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner le extendiera el provechoso contrato de explotaciónpor peaje que pagan los barcos para circular por el río Paraná. Y también había dicho que le pagaba a Jaime tanto por la hidrovía como por los subsidios ferroviarios. Centeno había anotado pagos hechos por la empresa de Romero que fueron admitidos por el hombre de negocios en su declaración ante el fiscal Carlos Stornelli.