Hay gestos que trascienden el fútbol, los títulos y las tribunas. Las visitas de Miguel Ángel Russo por la sala de oncología del Hospital de Niños Víctor J. Vilela lo retratan y lo definen.
Fue porque quiso estar. Hacerlo de corazón, porque como dijo en Colombia, “todo se cura con amor”, y eso intentó transmitirles a las infancias con su sonrisa, un juguete y un abrazo.
Los médicos y voluntarios del hospital todavía recuerdan esas jornadas. Fueron varias. Russo se tomaba el tiempo de recorrer las salas, detenerse junto a cada cama y mirar a los chicos a los ojos.
“Se ponía al lado de cada cama, al lado de cada niño. Entró en cada habitación de oncología. Se ponía en el lugar de la criatura. Sin apuros, tranquilo, conversaba, les preguntaba cómo estaban. Se tomó el tiempo necesario para darles un regalo, pero además conversar. Eso no se lo olvidan nunca. Entendió lo que estaban pasando”, recordó en Podría ser peor (Radio 2) Cecilia Formiglia, integrante del voluntariado del hospital.
Su forma de estar hablaba por él. Esos días no fue técnico, ni exjugador. Fue Miguel.
“Fue muy lindo, él fue muy empático y simpático con todos los niños de la sala de oncología. Incluso recuerdo que en un momento le mencionamos que había que lavarse las manos para entrar a ver a cada niño y él nos miró humildemente y nos dijo que conocía mucho del tema, que iba a lavarse las manos, que nos quedáramos tranquilos”, relató Brenda Murray, ex médica residente de pediatría del hospital, a Rosario3.
En 2024, para el Día de las Infancias, recorrió durante más de una hora y media el área de oncología del hospital. También pasó por el sector de cuidados intensivos, por la unidad del quemado y por el resto de las salas donde había pequeños internados.
“A este hospital hay que darle un montón de cosas. Lo primero es amor y cariño. Por eso hay que brindarles alegría, un poco de felicidad a estos pacientes y a sus familias es lo primero. A mí no me gusta que la gente sufra. Sacarle una alegría a un niño es lo máximo”, dijo en aquel momento.
Y lo logró.