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El ex contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, volverá en los próximos días a Buenos Aires desde Río Gallegos para prestar nuevas pruebas al fiscal Carlos Stornelli en la causa de los cuadernos de las coimas. Al menos, le entregará documentación de una de las empresas que usó el ex secretario de los Kirchner, Daniel Muñoz, para hacer operaciones de lavado y también aportará “un mapa” con los “escondites del tesoro de los Kirchner”, los lugares donde se ocultó parte del dinero de la corrupción.
En el libro “La confesión del contador, lo que nunca se dijo de los negocios K” del periodista Hugo Macchiavelli también se revela que Manzanares tiene “un cuarto secreto” donde guarda parte de las pruebas que respaldan su arrepentimiento ante la Justicia. En esa oficina tiene documentación que aún no terminó de revisar porque le “cuesta estar” en su oficina. “”Es como un trauma” que no quiere enfrentar ya que le trae los peores recuerdos de la trama criminal y de corrupción de la que fue parte””, cuenta el libro. Manzanares fue contador de los Kirchner desde la década del 90 hasta este año cuando se acogió al régimen del imputado colaborador.
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En el libro se cuenta que Daniel Muñoz, antes de morir, le reveló a Manzanares una supuesta reunión que tuvo en el 2011 con la ex presidenta Cristina Kirchner y con Máximo. “Daniel Muñoz fue citado por dos personas de una misma familia para que les contara todo. Fue a Buenos Aires, donde una persona lo citó, allá por 2011. Y después de eso tuvo que abandonar Río Gallegos; y la persona de Río Gallegos se sintió muy mal, frustrada, porque no había sabido nada. “¿Por qué vos lo sabés y yo no lo sé? ¿Qué… te tenía más confianza a vos que a mí?”. Muñoz murió el 25 de mayo de 2016 pero antes había fugado 70 millones de dólares a EE.UU donde hizo inversiones inmobiliarias.
“Se rindieron cuentas a la viuda y al hijo, de forma independiente. Lo que Daniel Muñoz le contó a Víctor Manzanares fue que el hijo de Néstor había quedado dolido, muy dolido, porque el padre no le había tenido la confianza suficiente como para contarle todo eso”, agregó. De ahí las preguntas antes citadas: “¿Por qué vos lo sabés y yo no lo sé? ¿Qué… te tenía más confianza a vos que a mí?” que le atribuye a Máximo Kirchner.
Más adelante se cuenta que Manzanares, que tiene custodia policial, tiene miedo de que lo maten. En una entrevista para el autor de libro, el contador dijo que: “Yo amo a mi familia por encima de todo, menos por encima de Dios, pero después por sobre todas las cosas… Mi familia está muy arraigada, mi familia no va a tener problemas económicos porque mi suegro tiene una fortuna importante, yo tengo que definir si me voy a Río Gallegos aceptando los riesgos de sobrevida… porque yo he involucrado a muchísima gente”.
“Supongamos que Cristina me manda a matar, no sé, o alguno de la Cámpora, o Máximo, cosa que no creo, aunque él sí podría decir ‘ojalá que alguno lo mate a este’. A lo mejor, alguno podría tomar esa frase como una orden o como una indicación, y listo… O tal vez es una posibilidad, a lo mejor, que en una reunión de militantes se diga, qué sé yo, ‘a Manzanares, ojalá que el día de mañana alguien lo mate’, no como una orden, pero sí como una expresión de deseo, desde la ira. Máximo mismo no lo podría llegar a concretar nunca, pero a lo mejor algún fundamentalista lo toma como una orden. Y después, si eso pasara, diría ‘nunca mandé a matarlo’, ¿viste? “, afirmó Manzanares.
“A esa posibilidad a veces la veo como un problema por las cosas que dije sobre varios, sobre Daniel Álvarez, o sobre Roberto Sosa, o Barreiro, gente del montón que pueda sentirse afectada. Bueno, por ejemplo, Stalin mató hasta a los nietos… Entonces, yo digo, si me matan a mí no hay problema, yo lo que no quiero es que toquen a mis hijos”, finalizó.
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