El intendente de Diamante Lénico Aranda comentó ayer que «el riesgo de vida sigue latente en la zona», y aseguró que por decisión del gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, se retomará la obra de estabilización de las barrancas donde ya se produjeron algunos desmoronamientos y la situación tiene muy preocupada a las familias del barrio Urquiza que fueron evacuadas.
«El gobernador se comprometió en continuar la obra de estabilización de barrancas de Diamante, un trabajo que se había iniciado en el 2000 y fue suspendido en 2004», informó el mandatario municipal tras la reunión con el director de Hidráulica de Entre Ríos, Cristian Rodolfo Gietz.
«Bordet resolvió dar la instrucción a Hidráulica para la preparación de los términos de referencia técnica para hacer un llamado a concurso de presentación de proyectos de estabilización de las barrancas, con financiamiento del Consejo Federal de Inversiones. Tenemos la orden para terminarlo en el menor tiempo posible, hacer la presentación al organismo que se encargaría de llamar a los consultores que se tendrían que poner a trabajar para presentar la solución al problema», confirmó Gietz al portal El Once.
Dolor y temor
Los últimos días para muchas familias de la ciudad de Diamante fueron horribles ante la decisión de evacuar sus casas por el peligro que representa un posible derrumbe, ya que sus viviendas están muy cerca de la barranca frente al monumento al Cristo Pescador.
Ayer muchos de los que aún no lo habían hecho tuvieron que abandonar sus hogares ante el inminente desmoronamiento de la barranca.
Extensión de la falla
Se precisó que la falla geológica ya se extendió a unos 500 metros al sur, de la barranca donde se encuentra el Cristo Pescador.
Ante nuevas fisuras en el terreno, se amplió la zona de emergencia por los desbarrancamientos en Diamante. Según precisaron desde Defensa Civil, la nueva área en riesgo está al norte del Cristo Pescador y ya afecta a 38 familias más. Entre evacuados y autoevacuados hay unas 70 personas.
Muchos vecinos del barrio Urquiza dicen que sienten temblores y temen que sus viviendas se fisuren o se desplomen, pero algunos se negaban hasta el martes a dejar sus casas para no padecer robos.
Al respecto desde la Intendencia se les aseguró a los vecinos que las fuerzas de seguridad, Prefectura y Policía se apostaron para custodiar las viviendas abandonadas y evitar robos.
Por otra parte, ayer en medio de la tensión y angustia de los vecinos, se volvió a pedir donaciones de agua para los rescatistas y también pañales para los niños de las familias evacuadas