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El día después de la aprobación en la Legislatura santafesina del Presupuesto 2020 se respiraba otro clima político en la bota. En las radios rebotaron hora temprana los títulos de los diarios y portales de noticias dando cuenta de los trabajosos acuerdos políticos entre oficialismo y oposición que posibilitaron que diputados y senadores de ambos signos políticos le dieran luz verde a la ley que proyecta el reparto del gasto anual y la toma de recursos del tesoro provincial.
Las declaraciones de los protagonistas del maratón legislativo que concluyó con la sanción de la ley de leyes ya no tuvieron el voltaje de días pasados, aún cuando replicaban algunos pases de factura entre legisladores y dirigentes de uno y otro signo político.
En esos renovados aires políticos que parecieron aquietar la procelosas aguas de la transición, se iniciaron ayer discretas negociaciones, que podrían terminar de cerrarse la semana próxima. Las tratativas apuntan a que Omar Perotti reciba de Miguel Lifschitz los atributos del mando en una ceremonia que se concretaría al caer la tarde del miércoles 11 de diciembre en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. Y para que ello se concrete el justicialismo declinaría sus pretensiones, plasmadas ya en un millar de tarjetas que invitan a participar del acto de traspaso de la banda y el bastón del Brigadier en la explanada de la misma Casa Gris, a las 19 horas del miércoles 11.
“Alguien tiene que ceder”, rezaba el título de una recordada comedia romántica hollywoodense. Y algo de eso tuvo que suceder para que el Presupuesto pergeñado por la administración socialista tuviera sanción definitiva con las modificaciones que propició el gobernador electo a contrapelo de lo que habían votado una semana antes senadores del Frente Progresista y una porción del justicialismo, generando una crisis que detonó puertas adentro de la fuerza que administrará la provincia en los próximos cuatro años.
Ahora daría la sensación que habría nuevas concesiones, aunque desde la vereda opuesta, para que la transición pueda seguir encaminándose hacia un marco de institucionalidad más adecuado del que se venía trazando hasta mediados de la semana que pasó.
Si las tratativas llegan a buen puerto y la ceremonia de traspaso finalmente se realiza en el Salón Blanco, como lo había propuesto desde un principio la administración saliente para evitar que el gobernador Miguel Lifschitz delegue el poder a su sucesor peronista jugando de visitante y “en el marco de un acto partidario”, según alegó si demasiados rodeos el ministro de Gobierno Pablo Farías en una nota dirigida a los negociadores del PJ en la mesa de transición, podría modificarse también el horario de la Asamblea Legislativa convocada la semana pasada por el vicegobernador y presidente del Senado Carlos Fascendini para la hora 11, y en cuyo marco deberá prestar juramento el rafaelino Omar Perotti como nuevo titular del Ejecutivo santafesino.
“Si se acuerda eso es muy posible” que la convocatoria a la Asamblea Legislativa se traslade a horas de la tarde, deslizó ayer una fuente de la Cámara alta consultada por LaCapital, que no confirmó ni desmintió las negociaciones en marcha.
En tanto el escenario de la jura de los doce ministros que designará Omar Perotti y cuyos nombres se oficializarán la semana entrante se mantendría en la explanada de la Casa Gris, con la dirigencia y militancia justicialista desplegada sobre la Plaza 25 de Mayo de la capital santafesina.
Tal como aconteció con el Presupuesto antes de las jornadas parlamentarias del miércoles y jueves pasado, donde surgió el humo de una fumata blanca impensada hasta apenas unas horas antes, ahora los acuerdos y consensos entre oficialismo y oposición hacen eje en los actos protocolares de traspaso del mando entre el gobernador saliente y entrante, en un nuevo intento por limar otras de las aristas polémicas que recalentaron la transición provincial.