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Las autoridades de la Secretaría de Salud municipal confirmaron ayer la existencia de un caso de dengue positivo, en una joven que viajó a México, y otro probable en una persona de su entorno. El titular de la cartera, Leonardo Caruana, advirtió que existe un “una situación epidemiológica de jerarquía” por la gran circulación del virus en países limítrofes y en las provincias del norte del país; sumado a la época de vacaciones y una seguidilla de días cálidos y lluviosos que favorecen la multiplicación de mosquitos.
“El riesgo de que empecemos a tener casos autóctonos en la ciudad está y, con esto, la posibilidad de multiplicación de la cantidad de personas enfermas”, explicó el funcionario. El año pasado, en Rosario se registraron 119 casos de dengue, de los cuales 6 fueron “importados”, es decir que las personas contrajeron el virus durante un viaje, y otros 113 resultaron “autóctonos”, cuando el contagio se desarrolló en la ciudad.
El número de casos fue similar al del año 2009, cuando en Rosario se produjo el primer brote importante de dengue (hubo 25 casos importados y 82 autóctonos); pero sensiblemente menor al registrado en 2016 (se notificaron 1.979 casos de síndrome febril con sospecha para dengue, de los cuales se confirmaron 1.606, según un informe del Sistema Municipal de Epidemiología).
Viaje a México
El primer caso de dengue de este verano se confirmó a fines de la semana pasada, después de que una joven que había viajado a México llegara a un sanatorio privado con un cuadro de fiebre y dolor corporal. Inmediatamente, desde Salud se puso en marcha la búsqueda de personas con síndromes febriles en el entorno de la mujer. Así, surgió otro posible caso que aún no fue confirmado por el laboratorio. Ambas personas evolucionan favorablemente.
Tras la confirmación del primer caso en Rosario, la secretaría de salud de la provincia, Sonia Martorano, advirtió que existe “un alto riesgo de epidemia si no eliminamos al vector”. Según apuntó hay un alerta importante en Paraguay, Brasil y Bolivia y, en épocas de vacaciones, “las personas que viajan pueden importar algún cuadro que luego se transforma en autóctono”, explicó.
Llegó para quedarse
En Rosario, se registra la presencia del Aedes aegypti (el mosquito transmisor del dengue) desde 1997. “Una vez que tenemos el vector podemos decir que la enfermedad llegó para quedarse”, sostuvo Caruana y advirtió sobre la gran circulación viral que existe en Paraguay, Brasil y Bolivia, además del norte del país.
“Prevenir la enfermedad es responsabilidad del Estado —en el cuidado, en el seguimiento de los casos y en los bloqueos epidemiológicos—, pero también de cada uno de nosotros”, sostuvo y consideró que “cuando se viaja a lugares donde existen brotes hay que usar repelente, renovándolo cada seis o doce horas, ropa de color claro y con mangas y pantalones largos, sobre todo a la mañana y a la tardecita, donde existe más circulación del mosquito”.
Aun con esa prevención, si al regreso del viaje “las personas empiezan a sentirse mal, tienen un síndrome gripal con intensos dolores musculares o manchas en la piel, sin catarro ni tos, deben consultar rápidamente al médico, asilarse y usar repelente para evitar transmitir la enfermedad”.
Además, sostuvo, es imprescindible “descacharrar” las casas, eliminando cualquier recipiente que pueda contener agua donde los mosquitos puedan reproducirse.
Un mosquito peridomiciliario
El Aedes es vector de tres enfermedades: zika, dengue y chikungunya. Es un mosquito “peridomiciliario”, se cría en los patios o balcones de las casas, en lugares húmedos y cálidos, y se reproduce en reservorios de agua estancada.
Todos los años, en diferentes sectores de la ciudad se realizan estudios de índices larvarios, para estimar la distribución y magnitud de la presencia del mosquito.
Caruana afirmó que los valores hallados “son buenos” ya que no hay gran cantidad de larvas en los lugares revisados.
De acuerdo a datos del Sistema Municipal de Epidemiología, en 2009 se registraron 107 casos de dengue. El año siguiente fueron diez y en los consecutivos los brotes tuvieron menores incidencias, variando entre un mínimo de 2 casos confirmados, en 2012 y un máximo de 14 casos, en el año 2015.
Hace cuatro años se registró otro gran brote con 1.606 casos confirmados. Todos tuvieron una evolución favorable, sin que se registraran muertes a causa de la enfermedad. En 2017 hubo 116 casos, en 2018 apenas 6 y el año pasado fueron 119.
