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En un contexto de alta incertidumbre producto de la evolución de la pandemia y del impacto que tiene en las diferentes economías del mundo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó las estimaciones de actividad que había informado en abril, en el marco de la Asamblea de Primavera virtual, y adelantó que la nueva proyección para la Argentina implica una contracción del PBI del 9,9%, frente al 5,7% de caída estimado hace dos meses.
A su vez, también fue menos optimista en torno a la recuperación esperada para el 2021, ya que de un crecimiento de 4,4% esperado en abril, ahora el organismo prevé que el rebote será de 3,9%. De ser así, la economía argentina el año próximo quedará lejos de volver a los niveles pre pandemia, que ya eran bajos.
Los datos corresponden al informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, según sus siglas en inglés), que en el caso de la Argentina y del resto de los países de la región, serán explicados el viernes por el director del Departamento del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner. Para Brasil, las proyecciones indican una caída del 9,1% este año, mientras que asciende al 10,5% en el caso de México.
En el caso argentino, 2020 será el tercer año de recesión, ya que en 2019 el país registró una caída del 2,2% y el año anterior había sido de 2,5%. Las estimaciones para este año son diversas. El Banco Mundial informó hace pocas semanas que, según sus proyecciones, la economía argentina caerá 7,3%, pero hay algunos bancos de inversión que ya estiman bajas del orden del 12%.
Es el caso del JP Morgan, que adelantó estos números en un seminario realizado ayer de manera virtual. Según el banco, si bien la Argentina controló a tiempo lo sanitario con la cuarentena temprana, el impacto en la economía será muy grande. Por cada mes de aislamiento, la caída del producto oscila entre el 2% y el 2,5%. De hecho, hace un mes la contracción proyectada era del 10 por ciento.
En el caso argentino, los analistas no sólo explican las estimaciones de contracción de la actividad por los efectos que está teniendo -y que aún no terminó de generar- el COVID-19 en los distintos sectores. La falta de definición, a seis meses de iniciado el actual gobierno, de la reestructuración de la deuda externa agrega un manto de duda al escenario económico. Incluso, las previsiones del BM incluyen la incertidumbre en materia de deuda para explicar la caída del PBI estimada para este año.
Recesión global
En cuanto a la economía global, también caerá más de lo que había previsto el FMI cuando presentó el WEO el abril. De una contracción de 3 puntos estimada dos meses atrás, ahora esa cifra se elevó a -4,9%. Los países desarrollados tendrán una caída del 8%, con los Estados Unidos en esos niveles y los europeos con cifras de hasta 12,8%, como por ejemplo Italia y España.
“La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto en el primer semestre más negativo de lo previsto, y se prevé que la recuperación sea más gradual de lo estimado anteriormente. En 2021, el crecimiento global se proyecta en 5,4%. El impacto adverso en los hogares de ingresos bajos son particularmente agudos, poniendo en peligro el progreso significativo logrado en la reducción de la pobreza extrema en el mundo desde la década de 1990″, dice el informe del FMI.
El WEO afirma también que al igual que con las proyecciones de abril, existe un grado de incertidumbre más alto de lo habitual en torno a este pronóstico. En economías con disminución de las tasas de infección, la ruta de recuperación más lenta en el pronóstico actualizado refleja el distanciamiento social persistente en la segunda mitad de 2020, mientras que para las economías que luchan por controlar el virus, un bloqueo más prolongado infligirá un costo adicional en la actividad, proyecta el organismo internacional.
El Fondo consideró que todos los países, incluso los que aparentemente han superado los picos de infecciones, deben garantizar que los sistemas de salud cuentan con los recursos adecuados y remarcó que “la comunidad internacional debe intensificar enormemente su apoyo a las iniciativas nacionales”. “Cuando se requieren bloqueos, la política económica debe continuar amortiguando las pérdidas de ingresos de los hogares con medidas considerables y bien focalizadas, así como brindar apoyo a las empresas que sufren las consecuencias de los mandatos restricciones en la actividad”, manifestó el organismo que dirige Kristalina Georgieva.
A su vez, consideró que en los casos en que las economías se reabran, el apoyo específico debería irse reduciendo gradualmente a medida que comienza la recuperación, y las políticas deberían proporcionar un estímulo para elevar la demanda. El FMI insistió en que “una fuerte cooperación multilateral sigue siendo esencial en múltiples frentes”.