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La bajante del Paraná no se detiene y ya dejó guarderías fuera de servicio

En el club Remeros Alberdi, lanchas y veleros quedaron asentados sobre una mezcla de arena y barro. Piden precaución a navegantes.

La pronunciada bajante del río Paraná modificó el paisaje costero rosarino e impacta en mayor o menor medida en las especies animales que habitan las islas del Predelta, como aves y peces. Mucha playa, mucho barro y también bastante basura quedaron a la vista sobre todo en la zona norte de la ciudad, el punto de encuentro más tradicional entre la ciudad y su río.

Desde Prefectura informaron que el último registro hidrométrico del puerto de Rosario marcó 2,07 metros y con pronóstico a la baja para los próximos días. Y si bien se trata de un fenómeno natural propio de los pulsos del Humedal, existen algunas recomendaciones a tomar en cuenta sobre todo por parte de los navegantes, ya que hay muchos canales con escasa o nula profundidad tanto del lado de la ciudad como del lado de enfrente.

Además, la bajante dejó fuera de servicio a algunas de las guarderías náuticas de la costa, como la del club Remeros Alberdi, donde lanchas y veleros quedaron directamente asentados sobre una mezcla de arena y barro.

También impacta de diferente manera en las especies que pueblan esta riquísima ecoregión: es el caso de algunas aves como garzas y patos que pueden sumar desplazamientos en busca de guarida y alimentos, aunque —según explicaron especialistas en el tema— están adaptadas a estos cambios que cada temporada ofrece la naturaleza.

Los peces, en cambio, pueden sufrir un poco más la combinación entre aguas bajas y frío, ya que no regulan la temperatura.

Precaución

Según explicó el prefecto Pedro Vila, jefe del Centro de Control de Tráfico Rosario, se espera que el río baje aún 10 centímetros para la semana que viene. “Estos niveles obedecen presumiblemente al clima, por la falta de precipitaciones” explicó y agregó que esto genera “mayor cantidad de bancos de arena y la posibilidad de encontrarse raigones (palos) a flor de agua”.

En tal sentido, recomendó que los navegantes tomen precauciones para evitar riesgos innecesarios. “Otra recomendación para los navegantes deportivos es evitar desplazarse en horas nocturnas, cuando no se conozca bien la ruta a navegar o si la última vez que pasaron por ese lugar fue hace mucho tiempo, ya que el cambio en la altura de agua modifica las condiciones”, agregó.

Según informó Vila, el menor registro histórico de hidrómetro en Rosario fue el 10 de septiembre de 1944, con un valor de 1,39 metros, mientras que el máximo valor de registro fue el 14 de marzo de 1998, con 6,44 metros.

La tendencia río arriba marca que el Paraná seguirá bajando al menos durante los próximos días: en Goya el nivel promedio semanal es de 2,70 metros, 1,34 metro por debajo del promedio mensual de julio desde 1992. Eso se replica en la ciudad de Santa Fe, con un nivel promedio de 2,42 m, 1,20 m por debajo del promedio mensual de julio de los últimos 25 años.

Fauna del Humedal

Las aves que pueblan las islas están adaptadas a los pulsos naturales y conviven desde siempre con los períodos de creciente o de bajante del Paraná. “Por más que la bajante resulte pronunciada ante nuestros ojos humanos, estamos dentro de los períodos naturales de crecientes y bajantes, y todo el componente animal está adaptado a estos pulsos, por lo que no resultan muy afectados” explicó César Giarduz, del Club de Observadores de Aves (COA) de Rosario. Es más, aclaró que esto ocurre “siempre que se trate de fenómenos periódicos y no de eventos extremos”.

Aún así, la desaparición de algunas lagunas o la escasez de agua cerca de las orillas puede provocar algunas modificaciones en el comportamiento de aves que dependen de los espejos de agua para guarecerse o alimentarse, como garzas o partos.

“Tal vez veamos movimientos de garzas que vayan a buscar otras lagunas y también de patos, que son de alimentarse en agua de poca profundidad”, agregó el aficionado al avistaje de aves, y subrayó que mientras los pulsos se mantengan en parámetros normales de tiempo, “podemos llegar a ver algunos desplazamientos para mejorar la calidad de la alimentación de cada especie, pero no un efecto dramático, ya que las aves están adaptadas a estos cambios”.

Los peces, en cambio, pueden llegar a padecer la bajante si se combina con bajas temperaturas, ya que les altera el metabolismo y quedan más expuestos a enfermedades. De todas formas, Andrés Sciara, el director del Acuario de Rosario, aclaró que hasta ahora no se detectaron fenómenos de mortandad de peces por el frío, ya que si bien la bajante es importante no hay sequía, lo que ayuda a que muchas de las lagunas interiores sigan teniendo agua.

Igualmente, Sciara alertó sobre la reducción de los ambientes acuáticos que trae la baja del Paraná. “Acudo a la responsabilidad de los pescadores deportivos y comerciales para no depredar el recurso en los espacios elegidos por los peces para tolerar la bajante”, instó.

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