Quien salga a caminar o a trotar por la Costanera por estos días se encontrará con un paisaje diferente. Es que la bajante del río Paraná “achicó” la laguna Setúbal. Debido a su escasa profundidad y costas llanas, la extensión de arena y fango se hizo extensa. Así, hay zonas que llaman la atención por sus inmensas dimensiones y algunos curiosos meten los pies en el barro para llegar a la costa y tener una perspectiva pocas veces apreciable del paisaje.
Otro efecto de la bajante es la aparición sobre la superficie de basura y escombros en las costas. ¿Será la oportunidad de limpiar la barranca de la Costanera? Esto se observa tanto sobre la Costanera Oeste, donde los espigones quedaron rodeados de arena y barro, al igual que sobre la Costanera Este, en donde se puede visualizar la punta de arena, junto a la hilera de antiguos pilotes ferroviarios. También llaman la atención en el paisaje los pilotes del Puente Colgante, con algunos agujeros en su cubierta de hormigón.
Si bien el hidrómetro del Dique II del Puerto local indica que hoy la altura del río Paraná es de 2,13 metros, en bajante, hubo en los últimos años registros muy inferiores.