UNO SANTA FE
Rubén Michlig es uno de los hombres que eligió Omar Perotti para llevar adelante el proceso de transición con la gestión de Miguel Lifschitz. En diálogo con UNO Santa Fe, Michlig habló de los ruidos que comenzaron a aparecer con los funcionarios socialistas, aunque remarcó que el diálogo sigue abierto.
También cuestionó el déficit proyectado para este ejercicio que «equivale a dos masas salariales» y dijo que con la actual inflación es difícil elaborar un presupuesto. Por eso se mostró a favor de esperar para realizar el cálculo de recursos y gastos y afirmó que «no necesariamente» tiene que ser Lifschitz quien arme el presupuesto para el primer año de gobierno de Omar Perotti.
—¿Cómo analiza el proceso de transición?
Habría dos miradas. Una formal, que en principio podemos entenderla como correcta en cuanto a lo que uno espera de diálogo; en los hechos hay alguna demora de información que nos preocupa y que está ligada al déficit actual y su proyección. Los requerimientos de reuniones fueron satisfechos, pero en los hechos hay algunas cuestiones que nos siguen preocupando. Pero no voy a decir que el proceso es malo. La discusión está planteada en distintas miradas respecto al déficit y algunas cuestiones que hay en este proceso. Pero el canal del diálogo está abierto y no hay motivo para que no lo esté.
—¿Qué información no están recibiendo aún?
—Fundamentalmente tienen que ver con cuáles son las obras que están en proceso de licitación o sujetas a la apertura de sobres o que se abrieron los sobres y hay que esperar la oferta económica, o que falta la firma del contrato. En realidad no tenemos el detalle de esas obras que, en principio, tendrían ejecución a fines de este año o el año que viene. La mirada hacia eso, más allá de ver cuáles son esas obras, es para ver cuál es el impacto que tienen en los próximos meses y fundamentalmente en el ejercicio que viene en función de la situación que entendemos vamos a heredar en lo económico. En la medida que estamos esperando esa información, que ya fue pedida hace 60 días, vemos que esos procesos avanzan, que se licitan nuevas obras y hay una mirada de preocupación al respecto. Por eso insistimos con una tercera nota requiriendo información. Los temas más importantes son algunas cuestiones relacionadas a los municipios y esto sobre las licitaciones.
—¿Entiende que hay más ruido en la transición provincial del que debería?
—Siempre estuve analizando las finanzas de la provincia, los hechos políticos. Me parece que por primera vez hay una mirada distinta hacia la gestión socialista y en el medio de la transición se da una situación delicada. Ya había una situación delicada en el traspaso de la gestión de (Antonio) Bonfatti a (Miguel) Lifschitz pero aparece el fallo de la Corte Suprema (del 24 de noviembre de 2015 por la detracción indebida de fondos coparticipables) y eso automáticamente produce un equilibrio de las cuentas provinciales. En este caso estamos hablando de un déficit proyectado importante que equivale a dos masas salariales y no hay a la vista ningún mecanismo más allá de que se pueda efectivizar el cobro de estos 5.700 millones de pesos que debería la Nación por el déficit de la Caja de Jubilaciones. Pero aún así, ese valor puede representar el 25% del déficit, todavía queda una cifra importante. Eso, en el medio de una transición, generó una mirada distinta a algo que no se estaba mirando porque siempre era la misma gestión. La gestión socialista siempre se caracterizó por tener déficit. Salvo en 2018, siempre tuvo déficit, pero nunca alcanzó una magnitud como esta en un escenario económico como este y como el que se proyecta. El ruido tiene que ver con eso y por la transición misma entre dos signos políticos distintos con un déficit con una profundidad un poco mayor de lo que usualmente había en la provincia.
—¿Cómo resume esa mirada diferente sobre los números de la provincia?
—El escenario económico viene en caída desde el primer trimestre del año pasado. Cualquier indicador que se mida del Indec, Ipec, Fisfe, la Bolsa de Comercio va a dar una caída de entre el 6 y el 10 por ciento interanual a junio o julio. Ese proceso de decaimiento económico paralelamente trajo una reducción de la coparticipación y de la recaudación propia que fue variando mes a mes pero que se situó entre el 8 y el 15% de variación mensual e interanual. Mientras tanto, el gasto tuvo un comportamiento similar o incluso por encima de la inflación. Si nos paramos en julio de este año vamos a encontrar que mientras la recaudación está 10 puntos por debajo de la inflación, todos los grandes componentes del gasto se ubican igual o por encima de la inflación. Este escenario ya era sabido. Por eso decimos que tanto al formular el presupuesto y sobre todo al ponerlo en ejecución en el primer trimestre de este año se sabía de un proceso recesivo con caída de recaudación; sin embargo, se optó por sostener el gasto. Es de esperar en un año electoral. Es aceptable la idea que hay un mayor gasto a partir de la crisis; que se afronte la crisis con políticas anticíclicas. Pero eso en la medida que haya un financiamiento que la respalde y eso es lo que no está habiendo y estamos yendo a un estrangulamiento importante y agravado por las últimas medidas del gobierno nacional. El futuro de los próximos meses es bastante incierto. Venía difícil y ahora se agravó al tal punto que hasta es difícil proyectar las variables. Creo que hasta el propio Saglione (Gonzalo, ministro de Economía) habló de la incertidumbre de los números, del déficit. Es imposible saber cómo se afecta la recaudación, la actividad económica, qué efecto tiene la inflación sobre el gasto, sobre la obra pública.
—¿Entonces para usted fue negligente la gestión actual en la elaboración del presupuesto?
—No, me parece que hubo una decisión de mantener el gasto en el mayor nivel posible. Son todos profesionales, no creo que haya negligencia. Lo que es cierto es que en las charlas que tuvimos ellos descuentan siempre el crédito que hay con Nación. Pero si bien es cierto que va a ser reconocido por Nación hoy por hoy no tenemos ninguna certeza. Entonces girar contra este tipo de créditos creo que escapa a la prudencia con la que uno debe manejarse con los recursos públicos. Los números, en este caso, hablan por sí mismos.
—¿El equipo de Omar Perotti va a participar de la elaboración del presupuesto?
—Ellos nos ofrecieron participar, esto fue antes del nuevo cataclismo nacional, incluso hay una mesa donde participa la provincia con distintas entidades productivas para discutir la política tributaria. Pero en función de este nuevo escenario económico no tenemos definido qué vamos a hacer y seguramente vamos a pedir que se prorrogue la presentación por lo menos hasta que tengamos un escenario un poco más previsible. Hoy es muy difícil formular con estos índices de inflación un presupuesto.
—Pero para que eso suceda pueden pasar varios meses.
—Bueno, en algún momento hay que pararse. Pero hoy no parece el momento. Hoy yo preguntaría qué política salarial podemos proyectar para el año que viene. Pero vamos por el lado de los recursos, es muy difícil en este escenario donde no conocemos la proyección de inflación que puede haber el año que viene poder proyectar la política tributaria y sobre eso proyectar el cálculo de recursos. Espero que no se dé esto, pero en los años de hiperinflación se hablaba de los pospuestos porque se hacía muy tarde la elaboración del presupuesto. Seguramente no vamos a llegar a eso, pero sí al menos encontrar una economía que se normalice un poco y nos permita proyectar variables. Lo primero que hay que definir es la política tributaria y en este escenario es muy difícil. Hay un marco dado por el consenso fiscal, con alícuotas máximas, con una progresión de reducción de alícuotas que hoy es muy difícil saber cómo se va a sostener ese cronograma. Es imposible. Desde nuestro punto de vista nos parece más prudente esperar un tiempo.
—¿Ese tiempo del que habla es fines de octubre o fines de noviembre?
—Cuando encontremos un escenario para poder proyectar.
—Pero lo va a elaborar este gobierno.
—No necesariamente. En esto el gobierno actual se mostró permeable a lo que nosotros digamos. Hay un avance hecho, un trabajo previo formal de relevamiento en cada área de las necesidades, del cálculo de la política salarial en función de la planta ocupada y esas cosas. Eso se está haciendo. Pero no me animo a decir nada porque no voy a estar en el área de Hacienda. Pero vamos a esperar un nuevo escenario que nos permita proyectar las variables y, a partir de eso, primero fijar la política tributaria y después de eso proyectar la política del gasto.
—¿Qué opina de la posibilidad de reflotar el proyecto de reforma de la Constitución?
—No estoy específicamente en ese tema.
—¿Pero hay alguien del equipo de Omar Perotti que esté trabajando en ese tema?
—Lo que sé es lo que se sabe por los medios, que hay conversaciones en ese sentido. Pero estoy específicamente en el tema de la transición y no estoy abocado a eso. Mal haría en dar una opinión porque si eso se está tratando, yo no estoy en esa mesa.
—¿Pero es un tema que está en la órbita de Omar Perotti?
—Está en la órbita de todos los santafesinos. La reforma en sí, nadie la cuestionó. Lo que sí se cuestionó fueron los momentos, los tiempos, las formas. Pero nadie pone en cuestión la necesidad de hacer una reforma. Pero hay distintas formas de hacerla, distintos momentos.