Cerca de las 10 de la mañana, Micaela estaba en su casa de pasaje Corvalán 530 A cuando de pronto sintió un estruendoso ruido sobre su cabeza. El techo se le había partido en dos. Se quedó paralizada, llorando junto a su perrito. Uno de los desarrolladores del edificio de tres plantas —desde donde se desprendió una pared “levantada hace tres días”— saltó hasta el interior del segundo piso de la casa de Micaela, donde está ubicada la cocina, y la ayudó a bajar por una escalera llena de escombros y abundante agua, producto de un caño roto. La joven inquilina estaba en shock.
Pasado el mediodía, escribanos de ambas partes comenzaron dejar asentado lo ocurrido. El viento se mezclaba con la arena y el polvo de la obra lindera y del complejo habitacional que se levanta frente a su casa, agregaban aún más dramatismo. El dueño de la vivienda, junto con su hija, no ocultó su bronca con los desarrolladores de la construcción contigua a su propiedad.
Uno de los hombres que se presentó como titular de la construcción, dijo frente a la joven y el propietario de la casa que “está todo en regla” y que “los seguros se harán cargo de los daños”. Incluso manifestó que se encargarían de que la joven tuviera un lugar dónde dormir. A esa hora, Micaela ya había retirado varias de sus pertenencias. El cielo se veía claro por el tajo que se abrió en el techo.
En otras zonas de Rosario, las ráfagas provocaron dos mujeres heridas, voladuras de techos y carteles, la caída de un semáforo y de decenas de árboles.
En Ayacucho al 1300, una mujer que limpiaba la vereda recibió el impacto de un vidrio que cayó desde un departamento debido al fuerte viento y debió ser atendida por el Sies. En San Luis y Entre Ríos, en tanto, una persiana voló desde un edificio y por fortuna no hirió a nadie en la caída.
El alerta
El Servicio Meteorológico Nacional había alertado por fuertes vientos para Rosario y toda la zona sur de la provincia de Santa Fe, las zonas norte, centro y sudeste de Buenos Aires, sudoeste y este de Córdoba, Entre Ríos, este de La Pampa, ciudad Autónoma de Buenos Aires y la zona del río de la Plata.
Según había detallado desde temprano, el desplazamiento de un frente frío estaba provocando, en parte del área de cobertura, vientos del sector sur con velocidades de entre 40 y 60 kilómetros por hora con ráfagas.
Sobre el noreste de la provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Río de la Plata, había previsto que los vientos comenzaran a cambiar al sector sur e incrementar su intensidad alcanzando valores de entre 40 y 70 kilómetros por hora.
En Rosario esas proyecciones se vieron superadas con el correr de las horas.
El director de Defensa Civil del municipio detalló que a partir de las 11 de la mañana comenzaron a intensificarse los llamados al 103.
Hasta entrada la tarde, en la dependencia municipal habían registrado más de cien llamados por árboles y ramas de gran porte, unas 35 columnas dañadas (caídas o inclinadas), y unas 35 voladuras de objetos y carteles de distintas dimensiones.
El funcionario detalló que, según los registros, las ráfagas llegaron ayer a su pico de intensidad apenas pasadas las 14 horas: 90,7 kilómetros por hora. A partir de allí, el viento empezó a perder velocidad.