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LA VOZ DE SAN JUSTO
En cuestión de horas, San Francisco se cerró a los visitantes. Los vecinos viven el propio aislamiento pero también, el de la ciudad. En tanto, el cierre territorial no fue total. En el primer día de cuarentena hubo puestos de control permanente en dos accesos, pero en la “triple” frontera, solo por algunos momentos.
Si bien aún aquí no se confirmaron casos positivos, San Francisco busca blindarse para intentar contener la llegada del coronavirus mientras aprende a vivir por un tiempo en modo cuarentena.
El “aislamiento social, preventivo y obligatorio” dispuesto por el presidente Alberto Fernández con el acuerdo de los gobernadores obligó a las autoridades locales a establecer el cierre territorial temporal. Así, en cuestión de horas, nuestra ciudad se quedó sin visitantes.
Sin embargo, el blindaje no fue total, puesto que durante el primer día en el que comenzó a regir la medida que se extenderá hasta el próximo 31 de marzo, fueron dos los accesos en los que se instaló una fuerte guardia policial permanente: norte y oeste. El despliegue no fue el mismo en el sector conocido como “la triple” frontera, donde solo durante algunas horas de la mañana pudo verse una discreta custodia de Policía Federal.
En el límite entre San Francisco, Frontera y barrio Acapulco (Josefina), el operativo “blindaje” no fue permanente
De esta manera, los únicos foráneos en poder ingresar fueron los vecinos de Josefina y de nuestra ciudad “hermana”, Frontera; aunque algún proveniente de las poblaciones santafesinas cercanas también.
Al menos por los próximos diez días, la ciudad ya no tendrá viajeros de paso, solo aquellos que trasporten mercadería de los rubros esenciales o que trabajen aquí en servicios exentos de la medida, el resto debe seguir camino bordeando el perímetro local.
Justamente de explicarles esto se encargaron este viernes las fuerzas de seguridad como Policía Federal, Provincial y Municipal, además de Gendarmería que montaron sus puestos de control en los accesos para que en San Francisco solo permanezcan sus habitantes mientras dure la cuarentena forzada por la alarma de la pandemia mundial.
Los vehículos que provenían desde localidades como Freyre, Morteros, Brinkmann o Miramar, por citar solo algunas, uno por uno, a paso lento, eran controlados en el puesto ubicado en la intersección de la ruta provincial 1 y la avenida Maipú. Los camiones con carga podían avanzar; los automóviles debían retroceder y seguir por la ruta 1 si no eran vecinos sanfrancisqueños sin que se dirigían a otros destinos como Santa Fe, Buenos Aires o Córdoba y buscaban atravesar nuestra ciudad.
Policía Federal con apoyo de Policía Municipal, en avenida Maipú y ruta 1.
Al desviar por la ruta 1 se topan con el cruce de las 19 y 158 y de allí, según el caso, pueden seguir hasta destino. A cargo del control instalado a la altura del lugar conocido como “el Maná” estuvo Policía Federal con colaboración de Policía Municipal.
Policía Federal con apoyo de Policía Municipal, en avenida Maipú y ruta 1.
Por otro lado, sobre la ruta nacional 158, a escasos metros de las rutas 1 y 19, los encargados de controlar la circulación vehicular eran los efectivos de Policía Caminera. “Muchos viajeros provenientes de Brasil, que regresaban a sus casas”, dijo uno de los uniformados a LA VOZ DE SAN JUSTO, aunque por protocolo, no pudo explayase.
Sobre la ruta 19, a pocos metros de la 158 y 1, controló Caminera.
En este caso, debían regresar por la misma 158 y seguir en sentido contrario al que venían, hasta el lugar conocido como el “puente de la circunvalación”, hasta la intersección de la ruta 158 y la autovía 19, para allí continuar hacia Santa Fe.