En el peronismo están convencidos de que necesitan una pata no peronista si quieren armar una tercera fuerza política con peso electoral. Un puñado de dirigentes progresistas con alcance nacional cree que una alianza con el peronismo podría derivar en un frente potable para enfrentar al kirchnerismo y el oficialismo en el 2019. En ambas veredas están seguros de que se necesitan mutuamente para poder superar la grieta y lograr un respaldo de votos lo suficientemente importante como para ser competitivos.
El primero en plantear la idea en forma pública fue el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, cuando aseguró que para el próximo año había que armar un frente que contenga a partidos provinciales y otros sectores de la oposición. En esa definición estaba implícito que se refería también a un ala más progresista, diferente a su postura, que en caso de coincidir bajo un mismo techo podría cautivar votantes de centro izquierda.
Una definición similar dejó trascender Sergio Massa desde su entorno y a través de sus dirigentes. Con el peronismo solo no alcanza para ganarle al gobierno ni para lograr que una tercera fuerza política logre saltar la grieta entre macrismo y kirchnerismo. Agustín Rossi también se sumó a esa postura desde Unidad Ciudadana, cuando manifestó que todo el arco opositor debía juntarse. “Desde la Izquierda hasta el Frente Renovador”, graficó el santafecino. En definitiva, la mayoría cree que los próximos comicios serán muy parejos y a nadie le sobran votos. Es por eso que las alianzas electorales serán determinantes para trazar una estrategia que tenga posibilidades de efectividad.
En el territorio político donde se mueven los progresistas se sientan en la misma mesa la ex diputada nacional Margarita Stolbizer; el actual gobernador de Santa Fe, Miguel Lifstchitz; el dirigente radical Ricardo Alfonsín y el actual legislador Martín Lousteau. Las reuniones entre los cuatro se repitieron en varias oportunidades desde el inicio del 2018 con una idea común: progresar en la construcción de un espacio político nuevo.
A algún encuentro ampliado también se sumó el presidente de San Lorenzo de Almagro, Matías Lammens, quien proyecta cambiar el deporte por la política en el corto plazo y ser una opción para las próximas elecciones a jefe de gobierno porteño. Pero, por ahora, su trabajo está enfocado en la gestión del club. A la política le dedica tiempo teniendo reuniones con dirigentes en privado y sin trascendencia pública, aunque su interés por cambiar de rubro sea concreto. Tal es así que tomó nota sobre como fue la gestión de Lifschitz cuando gobernó la ciudad de Rosario para tenerlo como un modelo a seguir.
En lo que respecta al futuro de los cuatro dirigentes políticos, el más reticente a avanzar en ese armado es el ex embajador argentino en Estados Unidos. Lousteau prefiere manejar los tiempos con más paciencia para no dar un paso en falso.Todavía no tiene definido su futuro político. Luego de afiliarse a la Unión Cívica Radical y ganar terreno en el partido, desde el radicalismo advierten que puede ser el nombre para liderar el descontento del sector más alejado de la sociedad con Cambiemos. Sin embargo, el diputado cree que hacer especulaciones sobre una construcción en el 2019 es “ciencia ficción”.
Diferente postura es la que evocan Lifschitz y Stolbizer, quienes están más convencidos de armar un proyecto nuevo y consideran que ese futuro espacio podría converger con un sector del peronismo en un frente electoral heterogéneo. Es decir, están dispuestos a sentarse en la misma mesa que varios gobernadores del PJ y en la que participarían dirigentes peronistas como Sergio Massa o Florencio Randazzo.
“Si se arma un frente y hay lugar para ser parte de un espacio que sea renovador y que no tenga ni al kirchnerismo ni al PRO, nosotros estamos para sumar y empujar“, les repite Lifschitz a sus colaboradores cada vez que cae sobre la mesa la posibilidad de una alianza con un sector del peronismo. Sabe que un frente electoral con la mayoría de los gobernadores peronistas también podría ser un salvoconducto para mantener la fortaleza del socialismo en la provincia y su rol somo dirigente del espacio a nivel nacional.
Caído el proyecto para abrir un proceso de reforma de la Constitución provincial, que Lifschitz promovía con el fin de ser nuevamente candidato para gobernar Santa Fe, la estrategia de potenciar un espacio progresista pasó a ocupar un lugar de mayor importancia en la agenda política del mandatario. En el socialismo dan por descartado que el ex gobernador Antonio Bonfatti es el nombre principal para ocupar el rol de candidato. Por eso, de ahora en adelante, el objetivo de Lifschitz es contribuir a un armado nuevo y ser parte de una negociación nacional con los principales dirigentes del peronismo.
El gobernador santafecino mantiene un contacto fluido con sus pares peronistas, sobre todo con Juan Schiaretti (Córdoba), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Sergio Uñac (San Juan), con los que se habla asiduamente para compartir análisis sobre la situación en la región donde gobiernan. No hay postura conjunta a nivel nacional que Lifstchitz no hable con Schiaretti. Es, sin dudas, el gobernador con el que tiene más coincidencias en cuanto a la forma de moverse dentro de escenario de la política nacional.
La última señal de un posible frente común la dio Uñac, quien estuvo reunido con el gobernador santafecino en Rosario. “Podemos construir cualquier desafío político, hay que ver de cara a las elecciones del año que viene es cuáles son los escenarios, los planteos y ver las alianzas que se pueden generar“, dijo ante los micrófonos de la prensa.
Tanto Massa como Urtubey, los dos nombres más fuertes que actualmente tiene el peronismo como posibles candidatos presidenciales, consideran que hay buscar cerrar alianzas con partidos provinciales y sectores más progresistas, con el fin de darle volumen a un frente electoral y conseguir mayor respaldo en las urnas en la batalla nacional por la presidencia.