Ocurrió ayer a la tarde en un pasillo de Grandoli y Gutiérrez. Suponen que fue un vuelto por el crimen de Ariel “Tubi” Segovia en la cárcel de Coronda
El derrame de sangre y muertos en el marco de venganzas y enfrentamientos entre grupos antagónicos no cesa en los barrios más conflictivos de Rosario. A sólo 72 horas del crimen en la cárcel de Coronda de Rubén Ariel “Tubi” Segovia, que se suponía un hombre fuerte del clan liderado por Alexis Caminos y con arraigo en el barrio Municipal de la zona sur, ayer se consumó un nuevo homicidio que se sospecha emerge como una réplica vengativa de ese asesinato. Ocurrió a media tarde en uno de los pasillos del Fonavi de Grandoli entre Gutiérrez y Lamadrid, cuando desde un vehículo (los vecinos hablan de una moto y los investigadores de un auto) fueron baleados cuatro hombres, uno de los cuales murió en el acto al recibir un disparo en la cabeza. Fue identificado como Ricardo Ezequiel Gómez, de 35 años y afincado en la zona.
Aunque las motivaciones del homicidio se desconocen, la frase de un hermano de la víctima fatal del ataque a minutos de lo ocurrido pone al descubierto la compleja trama de conflictos: “A esto lo arreglamos nosotros”, dijo el hombre con una serenidad llamativa.
De sorpresa
Según datos preliminares, Ricardo Gómez se encontraba a las 17 tomando gaseosas y charlando junto a otros tres amigos en uno de los pasillos que desembocan en la vereda de avenida Grandoli, donde imprevistamente fueron atacados a balazos.
Si bien se desconoce si quedaron expuestos en ese lugar por una emboscada o directamente recibieron la ráfaga de proyectiles que era para ellos, lo concreto es que él o los tiradores gatillaron a mansalva y huyeron a toda velocidad. Mientras que algunos vecinos indicaron que los sicarios se trasladaban en una moto, también se deslizó que circulaban en un auto color bordó.
Como consecuencia del letal ataque Gómez murió prácticamente en el acto, mientras que sus amigos, identificados como Lucas V., Leonardo F. y Tomás H., resultaron con lesiones de gravedad, por lo que fueron derivados a los hospitales Roque Sáenz Peña primero y Heca después, donde permanecían internados en estado delicado.
La Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI) recaló en la escena del crimen bajo la coordinación del fiscal Luis Schiappa Pietra. De las medidas preliminares y la recolección de rastros, se pudo establecer que en el lugar quedaron esparcidas al menos 30 vainas servidas calibre 9 milímetros. También se constató que Gómez presentaba múltiples heridas de arma de fuego en distintas partes del cuerpo.
En medio de la conmoción algunos testigos describieron parte de la mecánica del ataque, que habría ocurrido cuando varios hombres se presentaron en el lugar en un auto bordó, descendieron y desde corta distancia efectuaron los disparos sin mediar palabras.
En un clima de extrema tensión y mientras se iban enterando de lo ocurrido, allegados, vecinos y familiares de las víctimas comenzaron a brotar por distintos sectores del complejo de viviendas y se aglutinaron alrededor del cuerpo de Gómez. En ese contexto de hostilidad, algunas personas mostraron reparos ante la saturación de patrulleros y grupos de seguridad especiales con armas largas. Incluso los medios de comunicación vieron afectada la cobertura del hecho.
“Lo arreglamos nosotros”
“A ésto lo arreglamos nosotros, esto es así. Mi hermano está ahí, lamentablemente fallecido. Estaban tomando una coca, pasó una moto, tiraron al montón, justo estaba mi hermano y le pegaron a él y a otros chicos más. Hay bronca como en todo barrio, entre las bandas. Ya mataron a «Cachi» (Alberto Ruíz Díaz, de 18 años y baleado en Grandoli y Esteban de Luca el 2 de octubre de 2016) y ahora le tocó a él”, remarcó el hermano de Gómez, conmocionado pero sereno ante la televisión.
Consultado sobre las motivaciones del hecho, el muchacho descartó que su hermano tuviera problemas que despertaran una venganza. “Mi hermano no. Pero hay broncas entre bandas”, deslizó sin más precisiones.
Fuentes vinculadas a los primeros pasos de la pesquisa dijeron a este diario que hay indicios para suponer que los heridos responderían a la banda de Alexis Caminos, y los autores materiales al grupo del recientemente asesinado en la cárcel de Coronda Ariel “Tubi” Segovia, quien supo ser ladero del hijo del asesinado ex líder de la barra brava de Newell’s, Roberto “Pimpi” Caminos, pero fue muerto a traición.
Detrás del hecho surge una trama donde emergen los intereses entre las bandas “fuertes” de Rosario que se identifican bajo el poder de los clanes encabezados por Jorge Funes (detenido el miércoles en el operativo “Los Miserables”) y sus hijos por un lado, todos bajo el amparo de René Ungaro (condenado por el homicidio de “Pimpi”); y la siempre amenazante mirada de la segunda línea de Los Monos de barrio Las Flores, cuyos líderes fueron condenados y enviados a prisión tras un maratónico juicio oral.