Un sueño muy grande

“Mala zemlja. Veiliki snovi”. Esas cuatro palabras decoran el micro con el que la selección croata se mueve en Rusia. “Pequeño país. Grandes Sueños”. Croacia escribió el miércoles en Moscú la página más brillante de su historia futbolística. El domingo chocará con Francia en el duelo decisivo del Mundial, el último reto para una selección que rompe moldes.

“Somos jugadores ardientes, no somos normales. Hemos hecho historia”, celebró el portero croata Danijel Subasic. “Croacia está en llamas, pero nosotros aún no nos hemos quemado. Todavía tenemos fuerzas”, agregó..

Tantas palabras fogosas son un poco el reflejo de un país orgulloso de su corta historia. Nacida en 1991 tras la desintegración de Yugoslavia, vivió los cuatro años siguientes en guerra. La infancia de la mayoría de los jugadores que vencieron a Inglaterra está marcada por las bombas y los disparos.

Hace tiempo que Croacia dejó atrás el conflicto bélico, pero ese recuerdo de tanto sufrimiento sigue ahí. “Logramos algo histórico para un país con 24 años desde nuestra independencia”, comentó Luka Modric.

Quizás esos recuerdos también forjaron una resistencia tremenda en la mentalidad de los futbolistas croatas. No hay que dar nunca por muerta a esa selección. Llegó a la final de un Mundial después de tres prórrogas. Siempre se levanta: en octavos se recuperó después de que Modric fallara un penal en la prórroga; en cuartos acariciaba el triunfo y recibió el 2-2 en los minutos finales del alargue; y en semifinales remontó un 1-0 a Inglaterra.

“Tenemos moral y fuerza y por eso merecemos esto”, comentó el Ivan Rakitic, que jugó pese a los 39 grados de fiebre que tuvo la noche anterior. El país balcánico apenas supera los cuatro millones de habitante. Pero eso no es impedimento para soñar en grande. “Mala zemlja. Veiliki snovi”.

Carnaval croata. Las calles y plazas de Zagreb se llenaron de gente tras la clasificación a la final del Mundial.