Miles de mujeres con sus pañuelos verdes coparon el parque a la Bandera. También hubo duros reclamos a los tres niveles del Estado y la Justicia.
La foto que se recordará de la jornada, seguramente, será el pañuelazo del que participaron miles de mujeres, con el Monumento Nacional a la Bandera como fondo. Sin embargo, ese fue apenas el epílogo de un festival masivo y heterogéneo que convocó tanto a militantes feministas como de organizaciones sociales, sindicatos y partidos políticos, en un acto unificado que se extendió hasta entrada la tarde.
En los stands montados en el parque, estampadas en banderas y remeras o manuscritas en carteles, se podían leer las múltiples consignas que remitían al derecho a una vida sin violencia y con igualdad de oportunidades. “La violencia deja marcas, no verlas deja femicidios”, “el miedo va a cambiar de bando”, “igual salario por igual trabajo”, “las mujeres somos realmente libres cuando podemos decidir nuestras maternidades” o “sin aborto legal ni autonomía económica no hay Ni Una Menos”; distintas formas de decir lo mismo.
Esas banderas eran levantadas por mujeres de barrios pobres, profesionales, estudiantes universitarias o del secundario, niñas que acompañaban a sus madres y abuelas. Familiares de mujeres víctimas de violencia, integrantes de las comisiones de género de sindicatos o militantes de la diversidad sexual.
Por el escenario principal desfilaron los músicos de Aguaviva, Chiquita Machado y Eugenia de Mamita Peyote; actrices y militantes como Carla Saccani, Morena García y Michelle Vargas y muchas adhesiones. También se leyó el documento consensuado por el colectivo Ni Una Menos Rosario que, como primer punto, exigió la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. El proyecto presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto plantea legalizar esta práctica durante las primeras 14 semanas del proceso gestacional. La iniciativa se presentó en marzo pasado por 7ª vez consecutiva.
Los pañuelos
Indiscutiblemente, los pañuelos verdes —símbolo de la campaña nacional por el derecho al aborto legal— fueron los protagonistas de la jornada. Los llevaban mujeres y varones en los cuellos, las muñecas, en la cabeza como vincha o atados a bolsos y mochilas. Otra vez, como viene sucediendo en las últimas marchas y actos, en los gazebos de la campaña nacional se agotaron todos los cuadrados de género estampados con la consigna de educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. En los últimos meses, en la ciudad se entregaron unos 1.200 pañuelos por semana.
El dato no es más que otra muestra del crecimiento del movimiento feminista. Para una histórica militante, la diputada provincial Silvia Augsburger “la incorporación de una enorme cantidad de mujeres muy jóvenes no sólo ha provocado una enorme renovación en la agenda del feminismo, sino que el pañuelo verde se ha transformado y en las mujeres jóvenes expresa mucho más que el reclamo de legalización del aborto. Es una expresión de rebeldía, de cambio y en relación a la sexualidad expresa la voluntad de decidir cómo se visten o qué hacen”, consideró con emoción. “Es realmente maravilloso”, concluyó.